Andalucía

La encrucijada de Susana Díaz tras la moción de censura

La crisis política que ha convertido a Pedro Sánchez en presidente del Gobierno abre una etapa de incertidumbres en Andalucía

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  • Susana Díaz, en la última reunión de su ejecutiva. -
  • El PP cree que ha tocado fondo y que sólo cabe mejorar
  • Díaz debe gestionar su relación con Sánchez para no abrir un nuevo frente
  • Existen al menos seis sentencias que condenan por "menoscabo de fondos" la corrupción en la Junta

El PP cree, incluso confía en ello, haber tocado fondo. Como en la canción de Serrat, muchos en el partido piensan que lo positivo que tiene estar en el fondo del pozo es que la única posibilidad que se abre al futuro es la de mejorar. Y a ello se aferran, a la espera de lo que decida hacer Mariano Rajoy en el Comité Ejecutivo de este martes, en el que sólo que el presidente del partido se empeñara en seguir al frente del mismo podría hundirlo aún más.

La presidenta de la Junta podría plantearse adelantar las elecciones si pensara que Sánchez podría hacer coincidir las generales con las andaluzas

En Andalucía confían en que no. Aunque no lo dirán en público. Esperan que Rajoy dé por fin el paso atrás que, por mor de su tancredismo, no ha querido nunca dar, y las cosas por fin puedan tomar otro rumbo. Y de ser así, el PP-A sólo se plantea, en un primer momento de esta nueva etapa que se inicia tras la defenestración de Rajoy, dedicarse a observar los toros desde la barrera.

Y es que saben que la crisis abierta por la sentencia del caso Gürtel y confirmada por la moción de censura en la que Pedro Sánchez ha apeado a Rajoy y al PP del Gobierno, si ha hundido al partido que lidera Juanma Moreno en Andalucía, tampoco ha dejado a Susana Díaz en una situación cómoda, precisamente. Fue ella quien primero aupó a Pedro Sánchez hasta la Secretaría General del partido y quien, inmediatamente, le hizo la cama, en un intento, fallido, por quitárselo de en medio. Y en política, las lealtades y las traiciones se pagan.

Frente institucional

Susana Díaz no va a tener en el Gobierno un aliado, sino un competidor. En pocas horas se nombrará al nuevo delegado del Gobierno en Andalucía en sustitución de Antonio Sanz, y no será alguien de Díaz, sino de Sánchez.

Al frente interno se le une, además, el frente institucional, en el que la presidenta de la Junta está obligada a ser tan beligerante como lo ha sido con el PP en la reivindicación permanente ante el inquilino de La Moncloa.

Así, deberá exigir, y hacerlo con la misma insistencia, que el Gobierno convoque al Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF) y ponga sobre la mesa una propuesta para el nuevo modelo de financiación autonómica, los más de 4.000 millones de euros que compensarían el déficit que, por población, sufre Andalucía este año en relación con las inversiones en infraestructuras, o el levantamiento del peaje de la autopista de Cádiz, por ejemplo.

Y ya, con un Gobierno en Madrid del mismo color político que el suyo de San Telmo, no le valdría el argumento de la confrontación política para justificar que nada cambie. Y Pedro Sánchez tendría que optar entre atender las reivindicaciones de la presidenta de la Junta y opositora suya dentro del partido, Susana Díaz, o aislarla.

No hay que olvidar que ahora, Sánchez, se debe no sólo a los de su partido, sino también a los que lo han convertido en presidente del Gobierno. Y si se quiere, a éstos antes que a los de su partido.

Una voz única

El PP andaluz celebra, por celebrar algo, que la crisis institucional y política que ha acabado con Rajoy convierte a Juanma Moreno en la voz única del PP en Andalucía y en la única voz de Andalucía en el partido. Hasta ahora, el presidente del PP-A estaba obligado a dejar hablar a Rajoy, por supuesto, pero también a Sanz, Zoido, Báñez y hasta Montoro. Y sólo tras ellos Moreno podía decir algo.

A partir de ahora, Moreno es el único referente y la única voz del PP en Andalucía. Para lo bueno y para lo malo. Ya no tendrá que cargar con la responsabilidad de lo que el Gobierno haga o deje de hacer. Y nadie le puede exigir ya, siquiera, que gane unas elecciones y se convierta en presidente de la Junta. En el PP nadie ha sido capaz de gobernar esta comunidad autónoma en 40 años, no va a exigírsele, pues, que lo haga a quien ha de dirigir el partido en el peor momento de su historia.

Además, en el PP hay quien considera que se vuelven a dar circunstancias para pensar en un posible adelanto electoral. No sólo porque el PP está más hundido que nunca y Susana Díaz quiera aprovechar el momento para sacar la mayor diferencia posible con el PP, sino, sobre todo, porque Díaz no quiere que las elecciones autonómicas coincidan con unas elecciones generales, en las que su destino y el de Sánchez vayan de la mano. Y como es una incógnita cuándo decidirá Sánchez convocar las generales, Díaz podría decidir adelantar las andaluzas. Cómo explicaría el adelanto, de producirse, después de meses asegurando que no habría adelanto electoral, es harina de otro costal. Pero seguro que encuentra una explicación.

La corrupción, esa espada de Damocles

Rajoy, y con él el Gobierno del PP, ha caído con la corrupción como coartada. Y eso, a Susana Díaz no la deja tampoco tranquila, con la espada de Damocles de alrededor de 150 causas abiertas. Y en todas ellas está el PP personado como acusación, que en la medida de lo jurídicamente posible va a apretar las tuercas a la presidenta, el Gobierno andaluz y el partido del Gobierno.

El argumento de que no hay sentencias que castiguen los tejemanejes del Gobierno andaluz en los ERE no es cierto. Porque puede no haber sentencia aún del caso ERE, o de la pieza política que estos momentos sienta en el banquillo a 22 antiguos altos cargo del Gobierno andaluz, incluidos los expresidentes Chaves y Griñán, que, en términos taurinos, fue quien le dio la alternativa a Díaz, y otros seis exconsejeros. O puede que no haya sentencia en el caso de la Formación o en el de la Faffe. Pero hay al menos seis sentencias del Tribunal de Cuentas que condenan a altos cargos de la Junta por "menoscabo de fondos públicos" de 6,6 millones de euros en total.

Juan Márquez y Daniel Rivera fueron ambos directores generales de Trabajo de la Consejería de Empleo de la Junta de Andalucía, con posterioridad a Javier Guerrero, al que todos los procesados tratan de hacer cargar con las culpas, propias y ajenas, de lo que se está enjuiciando. Y el Tribunal de Cuentas los ha condenado por el uso indebido de las ayudas destinadas a seis empresas: Astilleros de Sevilla (5.199.707,34 euros), Consyproan (200.000 euros), Nueva Lima (349.083,78 euros), Valeo Iluminación (428.787 euros),  Saldauto (200.000 euros), y Calderinox (168.000 euros).

De la primera, el Tribunal de Cuentas hace responsable a Rivera, y del resto a Márquez, salvo en el caso de las ayudas destinadas a Astilleros de Sevilla, de las que se hace responsables a ambos.

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