El Loco de la salina

Ya está bien

Aprovechando que mañana es el día del trabajo, vamos a ver qué dicen las cabezas sesudas y cachondas sobre este tema tan delicado y actual.

Publicado: 30/04/2018 ·
02:54
· Actualizado: 30/04/2018 · 03:50
Autor

Paco Melero

Licenciado en Filología Hispánica y con un punto de locura por la Lengua Latina y su evolución hasta nuestros días.

El Loco de la salina

Tengo una pregunta que a veces me tortura: estoy loco yo o los locos son los demás. Albert Einstein

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Ya está bien de cultura cutre y de otras pamplinas. Estoy convencido de que ser serio no está reñido con ser cachondo, ni ser loco con saltar la tapia de vez en cuando. Pues me va a creer si le digo que todavía hay gente que piensa que para ser cultos hay que tener la cara descolgada y los ojos llorosos. Nada de eso. Aunque nos pongamos a llorar en brazos de la comadrona en cuanto aparecemos por este mundo, calculo que hemos venido a este planeta para divertirnos mientras podamos, porque después ya no podremos por mucho que queramos. Y debe usted saber que me paso la vida en este manicomio pensando en cómo hacer las cosas para que usted se divierta de la mejor forma posible leyendo estas líneas. Podría hacerlo llorar amargamente, pero para eso ya tendrá tiempo, gente triste y motivos sobrados. Aprovechando que mañana es el día del trabajo, vamos a ver qué dicen las cabezas sesudas y cachondas sobre este tema tan delicado y actual. De modo que ahí van unas cuantas frases curiosas encontradas por ahí a voleo: 

Mario Moreno “Cantinflas” afinaba de verdad cuando decía: “Trabajar debe tener algo malo, o los ricos ya lo habrían acaparado”. 

Alguien se lió de mala manera con los días de la semana: “Después de Plácido Domingo, viene Jodido Lunes”. 

Mario Benedetti decía: “Acá hay tres clases de gente: las que se matan trabajando, las que deberían trabajar y las que tendrían que matarse.”

Mahoma comentaba con mucha razón: “Dale al trabajador su salario antes de que se haya secado el sudor de su frente”. 

Woddy Allen con la ironía y la guasa que le caracteriza: “Hay que trabajar ocho horas y dormir ocho horas, pero no las mismas”. 

Alguien con tintes más realistas que pesimistas se lamentaba: “¿Qué se puede esperar de un día que comienza con tener que levantarse?”

Hay que tener mucha maldad: “Haga trabajar a un político, ¡no lo vote!”

Un padre, que nunca pierde la esperanza de que las cosas vayan a mejor, le decía a su hijo: “Hijo, si de verdad quieres algo en esta vida, vas a tener que trabajar por ello. Ahora, cállate, que van a dar los números de la lotería”.

Y también hay diálogos profundos y surrealistas que no tienen desperdicio, pero que te dejan pensando un poquito. Ahí va media docena:

1)- Jefe, hoy no iré a trabajar, que tengo mucho curro.

- ¿Perdona?

- Mierda, ya me he liado otra vez con las excusas.

2) -¿Nombre?

- Leonardo Da Vinci.

- ¿Experiencia laboral?

- Arquitecto, botánico, inventor, escultor, filósofo, ingeniero… 

 

- Bien, ya le llamaremos.

3) -Todos embellecemos un poco el currículum.-¿Pero es usted Batman o no?

4) -Bien, antes de la entrevista le haré un pequeño test de aptitud, debe contestar sí o no ¿lo ha entendido?

- Sí o no 

- Esto promete.

5) - ¿Tiene experiencia laboral liderando equipos? 

- Aquí las preguntas las hago yo.

- Contratado.

6) - Leo en su curriculum que es usted mentiroso compulsivo.

– Y Emperador de Roma, no lo olvide…

- Entiendo.

Ya está bien por hoy. Le dejo, que ahí viene el de las pastillas y ese no se anda con chiquitas. Menos mal que la vida son cuatro días (o eran dos, ya no me acuerdo, lo mismo vamos a tener). Lo que hace falta son menos tonterías y que haya trabajo para todo el que quiera trabajar, que los hay a montones.

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