Cuatro pantanos que hacen agua

Publicado: 29/04/2018
Ecologistas en Acción propone la demolición de cuatro presas en Andalucía por su alto coste y escaso beneficio social
Ecologistas en Acción acaba de publicar un informe titulado "Grandes fracasos hidráulicos" que, en resumen, propone la demolición de 15 embalses en España por su falta de utilidad o su elevadísimo coste social y medioambiental. Cuatro de esos pantanos se encuentran en Andalucía.

Cantillana y Alcalá del Río

Las presas de Alcalá del Río y Cantillana se encuentran en la provincia de Sevilla sobre el cauce del Guadalquivir. La de Alcalá se construyó en 1931. La de Cantillana es de 1956. Ambas fueron construidas para obtener energía hidroeléctrica.

Son estructuras de cierta antigüedad y la energía que se obtiene en ellas no es muy alta (6,08 MW y 6,32 MW, respectivamente), sobre todo en comparación con los impactos causados en el ecosistema fluvial del Guadalquivir.

El efecto barrera, que implica el cierre del paso a especies migratorias, la retención de sedimentos y nutrientes y el aislamiento de las poblaciones, ha tenido como consecuencia la extinción en este tramo del río del esturión y el sábalo, mientras que otras especies como la lamprea y la saboga se encuentran en peligro crítico, y un puñado más (la boga, la anguila, el cacho y la pardilla) presenta graves problemas de conservación.

La desaparición del esturión de la zona supuso el cierre de una fábrica de caviar en 1970, cuya actividad ya venía siendo también causante de la disminución de la población de esta especie.  Los impactos generados son significativos en comparación con los beneficios obtenidos.

Embalse de San Clemente

La presa que da lugar al Embalse de San Clemente se sitúa sobre el Guardal, también conocido como Barbata, un río corto de la provincia de Granada, que algunos autores consideran la fuente del Guadalquivir. Está en el término de Huéscar. La presa, construida en 1989, tiene capacidad para 118 hectómetros cúbicos de agua del río Guardal. Ocupa 622 hectáreas.

El embalse de San Clemente recibe el nombre de la pedanía que quedó oculta bajo sus aguas. Desapareció y las tierras fértiles adyacentes se perdieron. Los casi 700 habitantes fueron trasladados a un nuevo núcleo urbano, Barrio Nuevo de San Clemente, lo que supuso un gran impacto social.

Originalmente, el pantano se proyectó para almacenar agua destinada a regadíos, procedente del río Guardal y del Castril mediante un trasvase, que nunca se construyó, por la presión ejercida por los habitantes de la zona y por grupos ecologistas y conservacionistas. Así, la aportación que podía recibir se vio notablemente mermada.

A la escasez de agua hay que sumar el factor del tipo de suelo, formado principalmente por materiales permeables. Debido a ello, el máximo volumen embalsado en los últimos diez años es aproximadamente de 30 hectómetros cúbicos, lo que representa el 25% de su capacidad. Por ello, las demandas de los regantes no pueden ser cumplidas, limitándose sus usos actuales a los recreativos.

Embalse de Benínar

El embalse de Benínar almacena aguas del río Grande de Adra, un río costero mediterráneo cuya aportación es de 45 hectómetros cúbicos anuales. La presa tiene capacidad para 68 hectómetros cúbicos de agua e inunda 243 hectáreas de terreno. Se terminó de construir en 1983, con el objetivo de abastecer a la población de la ciudad de Almería, almacenando agua del río Grande de Adra y también procedente del trasvase Trevelez-Cadiar-Adra.

Otro de los objetivos del embalse de Benínar era servir como defensa frente a avenidas, frecuentes en esta zona. Parte del agua también se iba a destinar a agricultura de regadío de la zona, donde la práctica mayoritaria son los invernaderos.

El pantano de Benínar debe su nombre al municipio almeriense que inundó en 1983, del que sólo se salvó una pedanía, Hirmes, que actualmente pertenece a Berja. La capacidad de almacenamiento es considerablemente mayor que la aportación media anual del río Grande de Adra . El trasvase Trevelez-Cadiar-Adra nunca llegó a realizarse. La consecuencia es que el volumen susceptible de ser albergado en el pantano se ve reducido en gran medida.

Además, sólo una parte del vaso fue impermeabilizada, por lo que la capacidad real del embalse es sólo el 15% de su capacidad teórica.

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