Hace años y en el marco de una conferencia organizada por la Asociación Amigos de los Iberos, a cargo de la Dra. Oliva Rodríguez, tomé algunas anotaciones sobre la Parcela C de Marroquíes Bajos, en los aledaños de la actual calle Miguel Castillejo.
El destino primero de esa Parcela C (ahora ya no lo sé), era el de Parque Arqueológico, una zona para dar a conocer, enseñar, educar a la colectividad… sobre qué es y que nos cuenta uno de los yacimientos arqueológicos más grandes de Europa, pues el yacimiento, en su conjunto, superaba ampliamente las 100 has.
Entre las anotaciones que tomé figura que fue en esa Parcela C dónde apareció el foso central de los varios excavados en la primitiva macro-aldea prehistórica de Marroquíes, el Foso 0. Con cerca de cinco milenios de antigüedad, cuenta con una serie de torres que creían que seguramente están dispuestas a distancias iguales. El foso estaba lleno de agua de los arroyos que bajaban del monte de Santa Catalina, lo que supone un singular sistema defensivo en el Calcolítico.
Con el tiempo el foso se dejaría de usar y se rellenaría una parte para poder cruzarlo y el resto se utilizó como vertedero. Conforme la aldea crecía se irían creando nuevos fosos defensivos y se abandonarían los anteriores. Hay en ese espacio una superposición de cabañas calcolíticas, silos..., además de restos ya posteriores, como casas medievales o algunas sepulturas tardo-romanas. Todo lo mencionado son restos arqueológicos.
Me llamó poderosamente la atención que habían conseguido, con análisis especiales, saber que hace más de cuatro milenios en esa zona había madroños, fresnos, acebuches, encinas y pinos. Fue justamente en esa etapa primigenia de la macro-aldea cuando comienza a degradarse el paisaje de encinar, ocupando el espacio los madroños. Se sabe, por la presencia de fresnos, que el agua era abundante en la prehistoria local. Además aparecieron restos de cabras, ovejas, vacas y perros, además de caballos y cerdos, sin poder saber si estaban, estos últimos, domesticados aún.
Por último, pues los datos que ofreció fueron muchos, dijo que habían aparecido entre 7000 y 8000 caracoles en la pequeña excavación que se realizó, de los cuales algunos eran introducidos por el hombre en esa zona, con fines simbólicos, como 6 moluscos marinos que aparecieron con los bordes lijados, seguramente utilizados como adornos. Son datos de una excavación parcial de dicho solar, pues realmente aún está pendiente la realización de una excavación en toda su extensión.
Es posible que al ser anotaciones tomadas manual y rápidamente, pueda contener algún error lo que aquí traslado pero, en su mayoría, los datos son tal cual. El caso es que me apetecía recordar que, el patrimonio histórico que encierra Marroquíes Bajos, es un patrimonio de los ciudadanos, giennenses, andaluces y españoles que, de alguna manera, podríamos decir que se nos está negando su disfrute y conocimiento. Ojalá algún día tengamos gobernantes que sepan valorar y actuar en estos espacios tan singulares y que son de todos. Mientras seremos víctimas del desconocimiento de lo que significa esa zona. Desconocimiento que, a mi humilde entender, tiene responsables.
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