Puede que ni siquiera se llegue a abrir proceso negociador alguno para un nuevo sistema de financiación autonómica. Ni entre el PP y el resto de partidos políticos, ni, tampoco, entre el Gobierno de la nación y las diferentes Comunidades Autónomas. A tenor de lo visto hasta ahora, ni Mariano Rajoy ni el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, están por la labor de abrí un melón como el de la Financiación de los diferentes territorios que dispararía las reivindicaciones locales, generaría enfrentamientos entre comunidades y contra el propio Ejecutivo central y todo ello sin contar con los recursos suficientes para hacer un reparto equilibrado. Así las cosas, para qué complicar aún más el panorama se preguntará un Rajoy poco dado a la acción y propicio, más bien, al tancredismo al que nos tiene acostumbrado para agotar la legislatura sin mayores sobresaltos.
A pesar de todo, está obligado a ello dado que el actual modelo está más que caducado y superado por la realidad provocando unas distorsiones serias que afectan a las respectivas haciendas regionales. Andalucía ha hecho sus deberes planteando una propuesta de mínimos partiendo de un ajustado diagnóstico de la situación, objetivo y compartido, buscando , además, el consenso de todas las fuerzas políticas algo que ha estado a punto de conseguirse aunque el grado de apoyo alcanzado es notable. Ha sido suscrito por el PSOE, IU, Podemos y, a última hora, con la incorporación del PP, de Juan Manuel Moreno Bonilla.Para sorpresa de muchos, quedó fuera Ciudadanos ,de Juan Marín. Lo de los populares se entiende como una maniobra hábil y llena de inteligencia. Fuera del acuerdo hace mucho frío dado que resultará muy difícil de explicar a los andaluces que no se está en favor de un planteamiento cargado de sentido común en favor de Andalucía.
Sin embargo, no lo ha entendido así Marín quien se las ve y desea para justificar su inesperada espantada en lo que corresponde abiertamente a indicaciones de la dirección nacional de su partido con el catalán Albert Rivera a la cabeza. A ver cómo convencerá a los andaluces de que es necesario dotarse de un nuevo modelo de financiación que establezca unos topes en la solidaridad, el llamado principio de la ordinalidad que tanto exigen en tierras catalanas y que es rechazado aquí por el resto de fuerzas políticas. Puede que en este aspecto hasta los socialistas entren en contradicción con los suyos, pero los del PSOE andaluz no han tenido dudas sobre dónde posicionarse. De repente,Ciudadanos, que aspira a una nueva forma de hacer política, se presenta como un partido convencional más, que obedece a los criterios de una vieja organización centralista ,alejada de los intereses de los andaluces. Está por ver si rectifican.
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