Al igual que legítimamente han hecho muchos compañeros de profesión, Emilio podría haberse acomodado en un despacho e intentar vivir no sólo de su prestigio, sino de un trabajo diario alejado de los peligros de las guerras, pero él nunca ha querido aferrarse al conformismo, sino desarrollar su trabajo como él sólo sabe hacerlo, en la calle, en las zonas donde está la noticia, por mucho peligro que pudiera haber. Como comentaba su amigo y compañero de profesión Jaro Muñoz, cuando se le preguntaba por qué iba a estas zonas de peligro, él siempre decía que “porque en cada calle hay una fotografía”. Toda una declaración de valores que refleja lo que es Emilio Fernández Morenatti: un fotógrafo de prensa. Habrá quien quiera ver en su actitud un cierto grado de irresponsabilidad por acudir siempre a las zonas más calientes del mundo y puede que algo de ello sea verdad, pero no porque le guste jugarse la vida, sino porque sólo piensa en que en cada esquina se puede encontrar esa fotografía que revele o ayude a demostrar realmente lo que está sucediendo en ese conflicto, en esa guerra o esa situación concreta que él quiere reflejar. Por todo eso, Morenatti dignifica la profesión de fotógrafo y la de periodista, pero no porque ser herido o secuestrado, sino por su forma de entender cuál es su trabajo.
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