Vamos a la Huelga por nosotras mismas y por nuestras madres. Andalucía en femenino, la que sufre mientras saca adelante su casa, sin el reconocimiento ni el respeto. Andalucía mujer, la que sufre la huida de sus hijas por cuestiones laborales y por falta de expectativas, la que pierde en la maldita brecha salarial, la discriminá por tanto tópico rancio español que la sentencia vaga y fiestera eternamente mientras madruga en busca del pan. Andalucía la desahuciá en inversiones para su tren, sus puertos, su desarrollo económico y social.
La falsa subsidiá en peonás, la que sufre el maltrato animal de sus conspiradores internos y eternos con carné socialista entre los dientes y con un historial lleno de trucos y tratos perjudiciales para su salud, su educación, sus viudas, su historia y su idiosincrasia.
Andalucía la fatigá. Esa que no llega a final de mes y le da vergüenza pedir. Fatigá porque la pensión que aprueba en Madrid la gaviota y la nueva falange naranja no tiene presente ante una deleznable y miserable subida, y que además no tiene futuro ante tanto hachazo a la hucha.
Andalucía la puta, la manoseada y vendida por “proxenetas” que solo quieren y quisieron sus recursos y su potencial, pero la amarran a la pata de una cama vulnerando su derecho a la libertad, pervirtiendo su dignidad y comprando su moralidad.
Poco que celebrar el 28 de febrero. Andalucía, tras cuarenta años sigue enferma con un virus desgraciado que se llama falsa democracia española, podrida esperanza autonómica sodomizada por un partido socialista que nada tiene que ver con sus orígenes gloriosos de lucha obrera y dignidad humana y con un futuro desalentador y nublado por la ambición de una retrógrada derecha española con coloretes naranjas, mientras ocultan el yugo, las flechas, la camisa azul y su gorra roja a través de la denominación más natural de ciudadanos.
Este año, mejor el 8 de marzo, porque la mujer lo necesita, porque Andalucía las necesita, y además las quiere vivas.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es
