Latas y botellines de refrescos de las primeras marcas, mini barriles y latas de cerveza, frutos secos, chicles y caramelos y distintos coleccionables gratuitos de los que habitualmente se entregan con la prensa, rebosaban de las cubas, observadas con admiración tanto por curiosos como por los trabajadores de las naves de la calle.
Por la tarde, los vehículos comenzaron a ocupar la calle, convirtiéndose en improvisados almacenes, después de informarse, según algunos de los que allí se encontraban, de que todavía eran productos aptos para el consumo, ya que no tenían fecha de caducidad, sólo fecha de expiración.
Poco a poco, tanto trabajadores de naves cercanas, algunos de los que salían de las pistas de pádel cercanas a las cubas, y todo tipo de curiosos tras conocer la colocación de estos productos, fueron saqueando las cubas. Según apuntaron algunos de los operarios de la calle Villa de Rota, estos productos caducados provenían de un almacén de la zona.
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