Aniversario

Publicado: 28/11/2017
Se ha cumplido un mes de la aplicación del famosísimo artículo 155 de la Constitución y, tal y como auguraban los catastrofistas, no ha pasado nada...
Se ha cumplido un mes de la aplicación del famosísimo artículo 155 de la Constitución y, tal y como auguraban los catastrofistas, no ha pasado nada. Todo lo contrario. Aparentemente, todo ha vuelto a la normalidad, funcionando la Administración de manera eficaz y tranquila, excepto las mamarrachadas del fugado Puigdemont, quien cada mañana nos ofrece una nueva payasada. La última de las suyas ha sido la proposición de una votación para ver si los catalanes quieren salirse de Europa. Este iluminado un día va a proponer que los catalanes voten para salirse de la galaxia. ¡Que obsesión con salirse de todos lados! Desde que se puso en marcha no ha habido incidente alguno, excepto el día de la huelga que los Mossos se pusieron en contra de los abnegados conductores defendiendo a los huelguistas, como si estuvieran contratados de piquetes. Claro que después de ver la actuación que tuvieron los chicos de Trapero el día del subrrealista referéndum cualquier cosa podía pasar.  Los funcionarios, como no podía ser de otra manera, han trabajado con normalidad y los próximos acontecimientos se están preparando con orden y serenidad. Ahora los golpistas han pedido declarar de nuevo ante el Tribunal Supremo, una vez que éste ha asumido la causa, con el objetivo de que el Juez Llarena revise la medida cautelar de prisión decretada y, así, en principio, poder salir de prisión, tras acatar por imperativo legal el 155 ¡Valientes que son! . Sin embargo, de momento y de la acumulación de pruebas que se están practicando y de la malversación reiterada que la Guardia Civil está poniendo en evidencia, se anticipa un futuro jurídico penal muy complicado para ellos. En cuanto a su futuro político, si las encuestas se confirman, que espero que se equivoquen, como suelen hacer últimamente, el resultado de las elecciones podría dar lugar a un contexto caótico, ya que la negociación del nuevo Gobierno estará en manos de dirigentes procesados sobre lo que pesarán importantes condenas y otros descerebrados como la Rovira, que cada día dice un disparate más grande. La división entre los dos bloques, independentistas y constitucionalistas, es cada día mayor y la misma, aparentemente, está beneficiando a Ciudadanos, pero ni el PP ni el PSOE prevén que, con Inés Arrimadas como lista más votada, puedan llegar a la Presidencia de la Generalitat. Si ERC continúa bajando por culpa de Puigdemont, puede ocurrir que Ciudadanos se convirtiera en la primera fuerza de Cataluña. Finalmente, la campaña electoral quedará en una batalla entre estos tres partidos por ver quién gana más o quién pierde menos, dentro de la excepcionalidad frentista que existe en Cataluña.

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