Cataluña y Presupuesto intentan resituar a Díaz en clave nacional

Publicado: 29/10/2017
La presidenta dio siempre un no más rotundo al secesionismo que Sánchez. Las cuentas públicas también se han acelerado con el marchamo de la estabilidad.
Cuando las primarias de mayo descabalgaron a Susana Díaz de sus aspiraciones de liderar el PSOE su entorno directo se encargó de difundir que no habría más aventuras nacionales. La presidenta regresaba a los cuarteles de invierno de San Telmo y la primera escenificación fue remover a su Gobierno para afrontar con garantías de reelección el segundo y decisivo tramo de la legislatura. En teoría hubo un antes y un después y se dejaba manos libres al secretario general, Pedro Sánchez, para que luciera en Ferraz los galones entregados en las urnas por la militancia. Pero en la práctica ha habido goteo de movimientos, casi todos por imperativo del órdago catalán, que por inercia o por voluntad propia han ido empujando de nuevo a la presidenta bajo el foco del escenario nacional. La batuta la dirige el secretario general, pero desde Andalucía se lanza el aviso a navegantes de que la mayor federación territorial está vigilante.

“Es que no es momento de esconderse, sino de estar”. Lo resume así un diputado socialista con varios trienios en el Parlamento regional. Díaz mide desde mayo cada centímetro de las baldosas que pisa para evitar que se la acuse de fiscalizar en exceso a Pedro Sánchez, con el que suscribió un pacto de no agresión en sus respectivas zonas de poder, pero la frase luce la consigna oficial: Andalucía debe ocupar en tiempos convulsos un papel preponderante en la definición del modelo territorial porque puede que se esté jugando mucho.

Tan asumido tienen eso en el Gobierno andaluz que Mariano Rajoy ha encontrado en Susana Díaz una inesperada aliada. La jefa del Ejecutivo andaluz ha cerrado filas en todo momento con Moncloa en la crisis catalana. No es que le una nada más con Moncloa, pero ahí no ha habido fisuras. El ideario estaba asumido y ya hubo advertencia silenciosa a Pedro Sánchez cuando éste flirteó con la difusa plurinacionalidad, un concepto que apareció como objeto de debate en el Congreso Federal pero que Díaz borró de un plumazo en el regional. La catarata de acontecimientos en torno al 1-0 también desató otra minicrisis cuando el PSOE negó su apoyo en el Congreso a la declaración de Cs de apoyo al Gobierno central, mientras que los socialistas andaluces desoyeron las órdenes de Ferraz y votaron a favor del mismo texto en el Parlamento autonómico.

Las críticas desde Andalucía también se dejaron oír, aunque con perfil bajo,cuando Sánchez ordenó reprobar a Soraya Saenz de Santamaría por las cargas policiales del 1-0. La voz de Díaz se sigue oyendo en el escenario nacional porque en realidad no desapareció. Eso sí, tiene un problema: Sánchez también ha salido reforzado con u apoyo a Rajoy.

Las cuentas como aval

En ese juego táctico que es la política nada es casual. Por ejemplo que el Presupuesto de Andalucía para 2018 pasara por el Consejo de Gobierno el mismo día en el que Carles Puigdemont se subía al carro de la independencia para dejarla en suspenso 8 segundos después. Susana Díaz dio la orden incluso de acelerar al máximo el trámite para presentar sus cuentas en el escaparate nacional como síntoma de “estabilidad del Estado” frente a la amenaza secesionista. Así lo ha defendido desde entonces y sus consejeros lo repiten como mantra.

Cataluña lo absorbe todo, pero hay más batallas en las que Díaz se sitúa en vanguardia. Por ejemplo en la de la financiación autonómica, modelo caducado contra el que se arremete desde San Telmo. Hace días se interpretó como victoria andaluza que por fin Montoro dé síntomas de que    impulsará la reforma.

Un libro y un debate

Mariano Rajoy y Pedro Sánchez pactaron hace días una reforma de la Carta Magna cuando amaine el temporal catalán. Casualidad o no, el vicepresidente de la Junta y consejero de la Presidencia,  Manuel Jiménez Barrios, asiste este lunes en Sevilla a la presentación de un libro que pone el foco sobre ese debate. Se titula La Constitución a examen y reúne ponencias
de unas jornadas de  homenaje a Alfonso Guerra.

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