Debemos recordar que San Francisco Solano nació el día 10 de marzo del año 1549 y estuvo presente en varios cenobios franciscanos. El primero de ellos fue el montillano de San Lorenzo. De ahí partió, dicen las crónicas, para Sevilla y también estuvo destinado en la localidad cordobesa de Montoro. Después se conoce que estuvo en un convento de Granada y desde esta ciudad se le destinó para América. Estuvo en Argentina y también en Perú realizando las tareas propias de un franciscano de aquella época.
Para comenzar este Año Jubilar, el pasado día 14 de julio se comenzó con el repique de las campanas en plena madrugada. Ya por la parte tuvo lugar la celebración en la que estuvo presente el Obispo de Córdoba, Juan José Asenjo. El obispo ha indicado de San Francisco Solano y de este Año Jubilar que “la huella de este excelente franciscano, que vivió heroicamente los consejos evangélicos no sólo quedó patente en la ciudad de Córdoba, en Montilla y sus alrededores y en la comarca de Montoro. El buen olor de su santidad llenó también algunos lugares de Sevilla y Granada. Pero sobre todo es en América Latina donde su fragancia sigue viva aún en tantos y tantos pueblos, ciudades, templos e instituciones que lo invocan como patrón o titular”.
Durante todo el año, desde el seno de una comisión creada para la organización de este evento religioso, está previsto que se desarrollen una serie de actividades para conmemorar estos cuatrocientos años de la muerte de San Francisco Solano.
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