Las primarias de mayo que acabaron descabalgando a Susana Díaz de sus ambiciones nacionales afloraron un inesperado 30% de disidencia entre sus fieles. Fue el preocupante porcentaje de votos que Pedro Sánchez, su enemigo íntimo, logró arañar en Andalucía, la todopoderosa federación territorial del PSOE que hasta entonces aparentaba remar sin fisuras a favor de su secretaria general. El sanchismo sacó pecho tras recuperar Ferraz pero optó por no dar guerra en el Congreso Regional de julio que prolongó el mandato de Díaz al frente del socialismo andaluz. Ni había tiempo para encontrar un candidato solvente ni tampoco intención de servir en bandeja una victoria a ésta que les desarmara justo cuando comenzaban a crecer. La guerra, adujeron, se aplazaba a septiembre y octubre y se dirimiría en la arena más terrenal de los congresos provinciales. El cálculo falló.
Cerrados este fin de semana todos los cónclaves en el escalón inferior del partido Susana Díaz ha logrado amarrar su particular cordón sanitario en torno al sanchismo. Su oposición no ha tocado poder en ninguna de las ocho provincias hasta el punto de que las posibilidades de éxito de ésta se limitaban en la práctica tan sólo a dos, Málaga y Almería. La tercera donde se instalaron urnas, Granada, en realidad albergaba una batalla a menor escala entre dos candidatos oficialistas. En los cinco territorios restantes ni hubo votaciones porque los partidarios de Pedro Sánchez no fueron capaces de reunir el 20% de avales de la militancia que se exigía como condición indispensable para entrar en la competición. Desarmados allí, los partidarios de la presidenta fueron automáticamente nombrados o revalidados en el cargo.
Ahí la crítica a la Ejecutiva de Díaz ha sido feroz. Los sanchistas han clamado en el desierto contra la decisión de la dirección del PSOE-A de mantener en el 20% el número de apoyos necesarios para acceder a las primarias. Eso contravenía lo que se adoptó en junio en el 39 Congreso Federal, cuando el afán de fomentar la participación alentó que tan sólo fuera necesario amasar un 3% de avales (17 puntos menos) para competir por el mando orgánico.
El socialismo andaluz encontró un resquicio para sortear la nueva norma: al no haber un desarrollo estatutario seguirían rigiéndose por lo dispuesto en el Congreso Federal anterior, el 20%. El sanchismo se dio de bruces con la realidad: no fue capaz de sumar tanto en Sevilla, Córdoba, Cádiz, Jaén ni Huelva. Sólo Málaga y Almería, pero tampoco. José Luis Ruiz Espejo se impuso este fin de semana en la primera y José Luis Sánchez Teruel en la segunda. La batalla entre semejantes de Granada se inclinó hacia José Entrena. “Susana Díaz sale reforzada”, enfatizó este lunes Juan Cornejo, secretario de Organización del PSOE-A.
Cataluña, más y menos
A Díaz le refuerza el partido y también lo ocurrido este fin de semana en Cataluña, aunque con matices. La enérgica posición que ha mantenido antes y durante la crisis le hace ganar puntos de nuevo en el escenario nacional, aunque el repliegue hacia San Telmo tras perder las primarias le sacó hace tiempo de ese foco. La factura se la pasó el viernes el sanchismo andaluz, que en un durísimo comunicado censuraba que desoyera a Ferraz y apoyara un día antes la moción de Cs.
El PSOE-A midió además este lunes las palabras al valorar lo ocurrido en Cataluña. El domingo el vicepresidente Jiménez Barrios habló en la propia web de la Junta de “proporcionalidad” en la actuación de las Fuerzas de Seguridad, pero cuando el escenario se fue complicando esas palabras se matizaron. Cornejo defendió que la valoración se realizó cuando se desconocía que los heridos se contarían por cientos. Para evitar más incendios declaró que se está “al 100%” con Pedro Sánchez y sus ofertas. Esto es, respaldo al Gobierno ante el órdago secesionista pero crítica por la "inacción" acumulada durante años ante el secesionismo y llamada al diálogo.
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