El Hospital de la Cinco Llagas está a punto de echar el telón hasta septiembre y este jueves reunió por última vez en el Salón de Plenos a sus 109 inquilinos parlamentarios. El ambiente casi festivo que fluía por sus pasillos no dio tregua alguna sin embargo a los dos primeros espadas de la política regional, la presidenta de la Junta y el líder de la oposición. Las interpelaciones del resto de líderes (Antonio Maíllo por IU, Juan Marín por Cs y Teresa Rodríguez en nombre de Podemos) habían sido para Díaz más plácidas que de costumbre, pero el fuego de artillería estaba reservado en la despedida del periodo de sesiones al cuerpo a cuerpo con Juanma Moreno Bonilla.
Primero por una polémica foto que había circulado el miércoles por las redes sociales en la que el familiar de una anciana de 96 años denunciaba que tuvo que soportar más de ocho de espera en los pasillos de Urgencias del sevillano Hospital Virgen de Valme. Luego por el ya clásico rifirrafe que trata de aclarar quién quiere y quién debe rebajar el Impuesto de Sucesiones. Tanto se enredó el debate que Moreno llegó a bautizar a su primerísima contrincante con la anglófila etiqueta de “lady bronca”.
En ese duelo de reproches al que está acostumbrada ya la Cámara Susana Díaz se reafirmó en el argumento sobre el que gravita buena parte de su negativa a pisar tanto el acelerador en la rebaja del impuesto como le gustaría al PP andaluz y también a Ciudadanos, su privilegiado socio de investidura y quien en los momentos clave termina por sacarle de los grandes entuertos. Moreno Bonilla le había reprochado unos segundos antes su empecinamiento en aprobar la rebaja de las 35 horas en el sector público a sabiendas de que pendía sobre ella un recurso del Tribunal Constitucional y a continuación enlazó con la “otra batalla perdida” a su juicio, la del Impuesto de Sucesiones. Díaz se comprometió a modificarlo en su programa electoral y en el pacto de investidura con Cs, pero será cuando lo considere oportuno para no conceder ni un centímetro de espacio a su gran rival.
Fue entonces cuando se escuchó la palabra “millonarios” que según confiesan algunos asesores del PSOE-A en privado hace un flaco favor a su estrategia. No era la primera vez que Díaz defendía la supervivencia del tributo afeando al PP-A que en el fondo sólo clame por su supresión para beneficiar a las rentas altas. “Los millonarios de Andalucía van a pagar el impuesto y lo que haga falta”, le aclaró tajante. Subía así un peldaño más, porque de su boca lo que se había escuchado antes era que el gravamen perjudica apenas a “5.000 ricos” porque la mayoría de quienes heredan se libran de pasar por caja. Ahora los ricos escalan a “millonarios”.
Un rechazo aún caliente
Moreno tenía aún muy reciente el rechazo de la Cámara apenas unas horas antes, el miércoles, a su tercera propuesta de la legislatura para forzar la práctica desaparición del Impuesto de Sucesiones, esta vez mediante la fórmula de la bonificación al 99%. Cayó de nuevo en saco roto con los votos en contra de PSOE, Podemos e IU. Los populares sacaron ese día, y también ayer, a relucir casos concretos de familias de clase media que o afrontan cantidades desorbitadas por recibir los bienes de familiares fallecidos o bien tienen que renunciar a ellos. “Salga y hable con quienes se fueron de aquí llorando”, le recomendó Moreno a Díaz. Pero la presidenta no se mueve. Insiste en que impulsará la reforma pero sólo cuando se pueda y haya consenso con Cs, no por presión del PP. Y no cede en que recibir más de 250.000 euros es “de millonarios”.
La Junta regresará a los mercados
La Junta tiene luz verde del Parlamento para lanzarse de nuevo a los mercados financieros en busca de mejores condiciones en sus préstamos. La decisión tiene un marcado carácter político: el Gobierno de Díaz insiste en que los que le facilita el Estado con cargo al Fondo de Liquidez Autonómica le salen caros. Además ahora podrá presumir de que es solvente y por eso logra financiarse más allá del Gobierno central.
