La salida de José Moya de los tres cargos de responsabilidad que ocupaba en Persán desde hace 23 años, los de presidente, consejero y consejero delegado que fue
avanzada ayer en exclusiva por
www.andaluciainformacion.es, es algo que se venía preparando desde hace años a tenor de la progresiva reconversión del propio Moya desde primer directivo de una gran empresa de bienes de consumo (detergentes y suavizantes) a inversor privado con la fortuna generada en Persán al tiempo que a representante cualificado del sector de las empresas familiares.
Ahora, con la cesión de poder desde él mismo a la empresa patrimonial Avenida de Italia, 17 (en la que son administradores tanto José Moya como su esposa Concepción Yoldi, dos de sus hijos y el director general de Persán, Antonio Somé), Moya tendrá algo más de margen para sus otras ocupaciones.
Somé, de hecho, asumió las funciones ejecutivas de Moya en 2013 y el papel del presidente se centró desde entonces en la coordinación de Somé, sus dos hijos con responsabilidades ejecutivas en Persán y el resto del equipo para seguir guiando estratégicamente la compañía. Él es el artífice de su crecimiento dentro y fuera de España en las dos últimas décadas. En 2015, última cifra disponible, facturó 475 millones.
Fuentes cercanas a la empresa (esta sigue sin contestar a las preguntas remitidas por
www.andaluciainformacion.es la semana pasada sobre la salida de Moya) explicaron ayer que la intención es que esa sociedad patrimonial nombre a su vez a Moya de nuevo presidente del grupo.
Otras fuentes, sin embargo, citan el cansancio de Moya respecto a la gestión de las relaciones de Persán con Mercadona, su principal cliente, como causa de su cesión de poder parcial en 2013 y su salida este año. Está por ver, así, que Avenida de Italia, 17 nombre a Moya de nuevo.
Precisamente desde que cedió las funciones ejecutivas en Somé, Moya ha potenciado su papel como inversor y representante empresarial. En el primer sentido, y aparte de inversiones en agroindustria, quizá la actividad más conocida ha sido su entrada como accionistas en la inmobiliaria cotizada en Bolsa Trajano Iberia. En ella ha canalizado parte de los beneficios obtenidos en Persán, que han llegado a alcanzar los 24 millones anuales netos.
Patronal familiar
Moya es presidente de Trajano, donde también ha invertido la familia almeriense Cosentino, además de otros empresarios españoles como los expropietarios de la empresa de alquiler de coches Goldcar.
Esta sociedad ha invertido 155 millones en los dos últimos años (salió a Bolsa en julio de 2015) y facturará este ejercicio unos 10,7 millones.
En paralelo, y como ejemplo de una transición sin sobresaltos en una empresa familiar, ha estrechado vínculos con el IEF, la patronal española de este tipo de compañías. El actual presidente del IEF, el andaluz Tomás Osborne que preside el grupo agroalimentario gaditano,
le incorporó en marzo pasado como vocal de la junta directiva de la patronal. Su ambición será unir más a las empresas familiares andaluzas.