Ciudadanos marcó hace tiempo una línea roja en torno al Impuesto de Sucesiones y Donaciones. Es la trinchera que aseguran desde hace meses sus líderes que no piensan desalojar hasta que el Gobierno que lidera Susana Díaz ceda y acceda de una vez dar una nueva vuelta de tuerca a la rebaja del gravamen, todo un caballo de batalla para la formación de Juan Marín. La advertencia se oyó en marzo coincidiendo con el segundo aniversario de las autonómicas de 2015 y tomó fuerza después en forma de ultimátum y amenaza de replantear el decisivo apoyo parlamentario si no resucitaba el grupo de trabajo que debía anticipar otra reforma fiscal. No es que Cs estuviera satisfecho con el resultado de la última reunión, pero lo que recibió el viernes fue un jarro de agua fría al anticipar el portavoz parlamentario del PSOE, Mario Jiménez, que si el Gobierno central castiga a Andalucía no autorizándole a aumentar su déficit en 2018 no habrá margen para más concesiones en el impuesto. Y el escenario, salvo milagro, parece ser hoy ése.
Ciudadanos no acepta esa salida por la tangente del PSOE y ya ha protestado. Juan Cornejo, secretario de Organización de los socialistas andaluces y mano derecha de Susana Díaz en el partido, tiró este lunes de diplomacia e intentó sofocar cualquier conato de incendio en las relaciones entre ambas formaciones. El número dos del PSOE-A aboga por “seguir negociando y avanzando para intentar llegar a acuerdos que sean asumibles por ambas partes”. La duda ahora es cómo descodificar ese “asumibles”. La Junta clama desde el pasado jueves contra Mariano Rajoy porque alega que la negativa de Madrid a que las cuentas públicas andaluzas escalen en próximo año y en 2019 del déficit impuesto del 0,3% del PIB al deseado del 0,6% les restará 900 millones en recursos, a razón de 150 millones por décima. Y si hay que buscar dónde meter la tijera difícilmente se podrá conceder a Ciudadanos la petición de mermar aún más el Impuesto de Sucesiones y Donaciones porque implicaría reducir los ingresos en la caja de la Junta. Marín niega la mayor y no cesa de recordar a Susana Díaz que la mejora de la economía y de la recaudación de la Junta da margen suficiente para librar a los andaluces del Impuesto que más les subleva.
Las buenas intenciones de Cornejo eran sólo el prólogo de los nubarrones. El PSOE alerta de que sus buenas intenciones pueden verse condicionadas por un escenario que “ha cambiado” por culpa de un techo de déficit que de confirmarse “perjudicará” a las cuentas andaluzas “en su globalidad”. En los pasillos del Parlamento hay quien cree que la advertencia inmediata que lanzó Mario Jiménez a Marín era en realidad un mensaje cifrado: si quieren rebaja en el Impuesto de Sucesiones quizás debería presionar a su jefe de filas, Albert Rivera, para que convenza a Rajoy de que abra la mano a las comunidades autónomas. Eso sí, el líder nacional de Cs anda más preocupado en arrancar rebajas en la parcela del IRPF... Hay escaramuzas para todos los gustos.
Los frentes se ensanchan
Por si fuera poco el del déficit, la Junta clamó también este lunes contra el techo de gasto aprobado en un Consejo de Gobierno extraordinario. La consejera andaluza de Hacienda, María Jesús Montero, tachó desde Jaén de “claramente insuficiente” el límite del 1,3% del PIB, “apenas 1.400 millones para los Presupuestos de 2018 que de nuevo impedirán inversiones estratégicas en Andalucía”. Montero teme que entre una cosa y otra se esté “renunciando a que la recuperación llegue a las familias” tras la dura crisis.
El otro abanderado de la lucha contra el impuesto, el presidente del PP andaluz Juanma Moreno, reconoció también este lunes que su partido coincide “en un 98 %” con los planteamientos de la plataforma Stop Sucesiones sobre la necesidad de rebajar el gravamen para acabar así con una “injusticia palmaria”. Tras reunirse con sus representantes, Moreno reconoció “la labor” de los colectivos sociales y avanzó que el impuesto será historia en menos de dos años si alcanza la Presidencia. Y hubo también dardo hacia Cs para que se posicione claramente y no amague con retirar el apoyo a la Junta para luego no cumplirlo.