Budd Boetticher y Randolph Scott: la cumbre del western de serie B

Publicado: 16/07/2009
El País entregaba ayer, dentro de una devaluada colección sobre cine del oeste, uno de sus mejores títulos: Los cautivos. Dirigida por Budd Boetticher en 1957 e interpretada por Randolph Scott, está considerada como su obra maestra dentro del género, en el que se consolidó a lo largo de la década de los cincuenta gracias a una cuantiosa lista de títulos de bajo presupuesto que hoy día son títulos de culto para los seguidores del género. Todas ellas comparten una serie de elementos comunes: director, guionista (Burt Kennedy) y protagonista (Scott), así como una particular visión del género, consecuencia a su vez de la evolución del mismo, en la que los personajes cobran mayor énfasis que la propia acción. Los cautivos está inspirada en un relato de Elmore Leonard (The tall T) y ambientada en la misma ciudad (Contention) en la que transcurre otra de sus conocidas historias cortas del oeste, El tren de las 3.10 a Yuma. Leonard publicó la mayoría de sus relatos en periódicos y revistas de la época, de los que cobraba en función del número de palabras de cada historia; detrás de cada una de ellas había un intenso trabajo de investigación en busca de las suficientes dosis de realismo con las que transmitir la épica inherente a los escenarios y los personajes del lejano oeste, tan bien reflejados en las películas de Boetticher, todas ellas protagonizadas por un vaquero curtido y solitario enfrentado a las adversidades.


A Boetticher, en realidad, lo que le gustaban de verdad eran los toros. Antes del cine, se marchó a Méjico a probar fortuna como matador y, varias décadas más tarde, serían de nuevo los toros los que le retirarían del cine, tras obsesionarse con el rodaje de un documental sobre el torero mejicano Carlos Arruza, que acabó en tragedia. Pero, desde el plano cinematográfico, su nombre irá siempre ligado a su colección de westerns de serie B, que inició en 1956 con Seven men from now (inédita en España hasta el pasado año, en que fue editada en dvd en versión original). A ésta seguiría Los Cautivos, Cita en Sundown (ambas de 1957), Buchanan cabalga de nuevo (1958), Cabalgar en solitario (1959) y Estación Comanche (1960). Todas estas últimas formaron parte de un ciclo exclusivo emitido por TVE a principios de los 80 y que ocupó la emisión de sobremesa de cada sábado. Desde entonces la mayor parte de ellas permanecen en el olvido.

La compenetración de Boetticher con Randolph Scott fue tal que el propio actor llegó a producir algún trabajo, caso de Los Cautivos, en la que compartía protagonismo con Maureen O´Sullivan (recordada eternamente como la Jane de Tarzán que acompañó a Weysmuller en varias películas de la serie) y Richard Boone (un pistolero especializado en asaltar diligencias que mantiene la esperanza de poder retirarse a un rancho a vivir del dinero recaudado). Scott, que en su vida privada respondía poco al estereotipo del vaquero hollywoodiense, encarna aquí a un conocido ex capataz que ha decidido instalarse por su cuenta en una pequeña finca. Un día, de regreso de la ciudad, es asaltado junto a un matrimonio por una banda de pistoleros. Una vez conocida la identidad de la mujer, solicitan un rescate por su liberación y aguardan al pago en un paraje desértico. El interés de la historia está en reflejar la psicología de los personajes a lo largo de los dos días en que permanecen ocultos entre las rocas. Ahí es donde sobresalen los valores, la ética, el destino y la condena de cada uno de ellos, como consecuencia directa de una época, de unas necesidades y, a fin de cuentas, una realidad que cada uno trata de soportar a su manera: el vaquero, siendo fiel a los principios de la responsabilidad y el honor; la mujer, huyendo de su propia marginación social; y el pistolero, dejando los trapos sucios a sus secuaces, pobres criaturas cuya única culpa fue crecer en el ambiente en el que lo hicieron.

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