Hace once años escribía el periodista Fernando Santiago un artículo con este mismo título: “¡Vamos al turrón!”. El sentido de la expresión es determinante. Dejémonos de frivolidades, estupideces, maniobras dilatorias, artimañas para engañabobos, cosas inútiles, enredos sin sentido…y dediquémonos a lo importante.
En El País está recogido: “…es de agradecer que la política salga de las cámaras a la vida, que los políticos bajen a lo cotidiano. Ejemplo ha sido buscar solución a los problemas de las personas dependientes, a la marginación de los homosexuales, a la desigualdad de las mujeres con respecto a los hombres, a poner la ciencia al servicio de la gente sin trabas religiosas. Son asuntos que entran en la vida diaria de miles de personas”.
En Andalucía ahora parece que vamos a volver al turrón. Ya era hora. Después de dos años mareando la perdiz de si Madrid, de si el PSOE, de si España, de si AVE de ida y vuelta, el gobierno andaluz y su presidenta se van al tajo. Y el tajo estaba muy cerca. Anteayer exigiendo al comisario europeo Moscovici inversiones estratégicas para el sector aeronáutico. Ayer, alentando al personal especializado en el más que pavoroso incendio de las cercanías onubenses de Doñana. Tajo hay. Se acaba de ratificar. De los diez municipios más pobres de España, seis se encuentran en Andalucía. Igualmente los cinco municipios con más paro son también andaluces. Se puede argumentar, a la contra, que el desempleo se está reduciendo, pero estos datos y los horribles de pobreza infantil son inasumibles desde cualquier punto de vista. Hay tajo. ¿Cómo no lo va a haber si de las 15 ciudades con más paro 13 pertenecen a nuestra comunidad de Andalucía? ¿Haría falta buscar un solo argumento más?
La dedicación a las tareas de gobierno, el tener los cinco sentidos centrados en nuestra tierra, la política de presencia en los problemas sociales, el disponer de un plan consensuado, creíble y realizable se ha echado en falta en los años que llevamos de legislatura.
Ha comenzado una nueva etapa, con un nuevo gobierno, escarmentado de incursiones nacionales fallidas y de dispersión en los verdaderos centros de interés para los ciudadanos. Esperemos que no se repita el escenario anterior porque el turrón se reblandece y no estará ya comestible.
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