Andalucía

Susana Díaz en Ifema: lo que pudo ser... y lo que es

La presidenta de la Junta pasa casi ausente por el Congreso Federal que debería haberla entronizado. Sánchez ningunea al susanismo en su nueva Ejecutiva.

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  • Susana Díaz, el sábado en el Congreso Federal -

Si los astros no se hubieran desajustado Susana Díaz habría regresado este lunes de Madrid ungida con los óleos del socialismo, coronada como secretaria general del PSOE y catapultada hacia ese estatus de inminente estadista con el que tanto soñó. Iba a ser el epílogo idílico  a su victoria en las primarias del 21 de mayo: un Congreso Federal, el número 39, convocado para entronizarla sobre las cenizas del sanchismo. Pero no. La militancia la arrojó del tren en marcha hace casi un mes y lo que la presidenta de la Junta ha vivido este fin de semana en Madrid, a apenas un puñado de metros de donde lanzó su sonora candidatura, se ha parecido más a un martirio personal que a una participación en el cónclave supremo del PSOE.

El mismo Ifema que vio la entrada triunfal de Díaz un 26 de marzo ha cobijado estos días a una presidenta de la Junta cabizbaja, casi ausente y desposeída de la aureola de antaño. Era, no obstante, el papel que el PSOE andaluz ya advirtió que interpretaría en Madrid: acudía a “escuchar” y a “asentir”, en palabras de uno de sus pesos pesados. Es como decir que se asume la derrota y se deja hacer a Pedro Sánchez lo que le plazca con su programa, su equipo y su estrategia. También para que se equivoque, algo en lo que sigue confiando en voz baja el susanismo, por mucho que ella se empeñe en aclarar que esa corriente está muerta y sepultada.

Sánchez se ha encargado de demostrar a Díaz este fin de semana que piensa exprimir hasta la última gota el pacto de no agresión que han firmado. Porque no enfrentarse al menos a medio plazo no quiere decir ni mucho menos que vayan a colaborar. Él manda, y mucho. Lo confirma una ráfaga de gestos: una Ejecutiva Federal en la que aparecen ocho andaluces, pero todos sanchistas y sin una mínima concesión al entorno de la presidenta; el ninguneo de hacer esperar a la lideresa de la mayor federación territorial hasta la noche del sábado para confirmarle en una reunión de apenas ocho minutos que su equipo y su estrategia las marca él porque “esto es lo que hay”, o incluso la alteración de los mecanismos internos del partido para evitar que, como promovió Díaz contra Sánchez, la dimisión de la mitad de la Ejecutiva pueda tumbar a un secretario federal. Ya no ocurrirá más.

La presidenta a la que ya no aduló nadie en Ifema devolvió también el golpe con un par de desaires. Primero retirando a su delegación hacia el hotel el sábado por la noche antes de que acabara el Plenario alegando que daba igual porque “todo estaba decidido” y, más políticamente incorrecto aún, ausentándose este domingo del discurso de clausura de su nuevo jefe de filas con la excusa de que debía volar (con un buen puñado de horas de antelación) a París para arropar  a las empresas andaluzas en la gran cita mundial de la aeronáutica.

Y ahora el Regional

Pedro Sánchez no perdona a Díaz sus maquinaciones pasadas, pero la necesita. Cuando toque ir a las urnas en unas generales Andalucía tendrá que movilizar de nuevo al sur la mayor cantera de votantes socialistas, de ahí que ambos estén necesariamente obligados a soportarse.  A los dos les interesa esa paz ficticia que han rubricado y que en buena medida volverá a someterse a examen en las próximas 48 horas. El PSOE-A decidió tras la derrota de las primarias precipitar su Congreso Regional, que arranca este lunes. El martes debe saberse si el sanchismo presenta una candidatura que le dispute el liderazgo a Díaz.

Todo apunta a que la entente cordial se respetará y Sánchez no presentará batalla a la presidenta, que asume  que tiene un 30% de enemigos en casa. Díaz no ha hecho ruido en Madrid y pide lo mismo a cambio en su feudo. Sin embargo hay quien jalea al granadino Pérez Tapias para que dé el paso. Dependerá de los ánimos de guerra tras la deslucida cita de Madrid.

Toscano, nueva "autoridad máxima"

Sobre Verónica Pérez, secretaria provincial del PSOE sevillano e integrante del círculo íntimo de Díaz, pesará como una losa aquel “yo soy la única autoridad” que deslizó horas después de la dimisión de media Ejecutiva del PSOE que acabaría forzando la renuncia de Sánchez. Aquel poder irreal se lo otorgaba ser desde 2014 número uno en la lista del Comité Federal, cargo simbólico porque no existe   presidencia. En una jugada nada casual ahora ese puesto lo ocupará Francisco Toscano, hombre fuerte de Sánchez en Andalucía. Pérez cae al 96.

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