Son las diez de la mañana. Los comercios empiezan a abrir y la actividad comercial se va sumando poco a poco a la vorágine de la ciudad. Las excursiones de visitantes y cruceristas empiezan a multiplicarse y el tráfico humano se dispersa y confunde entre las calles del centro histórico. Todo dentro de lo habitual. Pero hay algo intangible que se extraña a medida que van avanzando las horas del día: en el ambiente no flota El Padrino en notas de acordeón, ni My Way versión clarinetistas ni hay violines en la calle Granada haciendo soñar con el Ave María de Schubert. ¿Será el calor asfixiante y creciente?¿Faltarán vocaciones? Es curioso pero se ha vuelto complicado encontrarse músicos callejeros a lo largo de las mañanas y el mediodía.
Desde principios del mes de junio el Ayuntamiento, a través del Área de Medio Ambiente, reguló los lugares y los horarios en los que los músicos interesados podrían colocarse para tocar. Pero ni rastro. El concejal responsable, Raúl Jiménez, desconoce cuéles pueden ser los motivos:“Sólo se me ocurre que con tanto calor prefieran ponerse por la tarde y tamnbién aprovechar que pueda haber más público, pero no hay ninguna razón objetiva por la que esto pueda pasar”.
Las calles Císter, Alcazabilla, Nueva o plaza de la Merced son algunas de las vías en las que está permitido tocar música en un horario entre las 10:00 y las 14: y las 17:00 y las 21:00 horas.
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