Diego Valderas no será comisionado para la Memoria Democrática. El que fue vicepresidente de Susana Díaz en la anterior legislatura declinó este jueves de forma oficial la invitación que le formuló la propia presidenta para que acometiera desde el organigrama de la Junta el desarrollo de la ley de rehabilitación de las víctimas del franquismo aprobada en el Parlamento regional hace apenas dos meses. El excoordinador general de IU, que no había aceptado en público el ofrecimiento a la espera del anuncio oficial de su creación, asume la polvareda desatada entre los suyos y en el resto de partidos y prefiere apartarse de la polémica. En apenas cuatro días su candidatura ha pasado de recibir las bendiciones de la Junta a caer en el cajón del olvido.
Fuentes de IU transmitieron a primera hora de este jueves la confirmación de su antiguo líder de que da un definitivo paso atrás y da el caso “por cerrado”. Diego Valderas ha acabado por asimilar que el precio que podía pagar por aceptar la misión que se le encomendaba iba a ser quizás demasiado alto. Desde que se difundió el ofrecimiento, este lunes, la polémica no hizo más que avivarse. La Dirección Colegida de Izquierda Unida, su formación, se reunió esa misma tarde y emitió un duro comunicado en el que le instaba a rechazar el puesto y acusaba directamente a Díaz de “meter sus sucias manos” en el seno de la coalición y de actuar “de mala fe” y con “falta de honestidad”. El martes era el Partido Comunista de Andalucía el que amenazaba con abrirle un expediente si no atendía los requerimientos para renunciar al puesto.
Que el ofrecimiento había encallado quedó claro este miércoles cuando la presidenta de la Junta se cuidó mucho de pronunciar el nombre de Valderas al anunciar en el Parlamento lo que ya se había filtrado unos días antes, que habría un puesto de comisionado de Memoria Democrática. Pasó de puntillas y le dedicó apenas 30 segundos. El PSOE y la propia Junta habían ya considerado en público a Valderas la persona “idónea” para ocupar ese puesto, pero Díaz evitó poner nombre y apellidos evidenciando que su apuesta personal estaba a punto de naufragar.
Influyó otro dato nada trivial: en apenas 24 horas Ciudadanos viró del apoyo explícito al exvicepresidente a matizar que debería ser el Parlamento quien mostrase el consenso necesario. Ante ese temporal, el grupo de Juan Marín optó por plegar velas. Sobre todo porque para crear el nuevo cargo al que optaba hasta ayer Valderas era necesario que la ley recién aprobada volviese al Parlamento para que se le incluyese ese puesto. Sin apoyos suficientes el Gobierno podría haber quedado aún más en evidencia. A Cs, partidario de adelgazar la Administración, también le pesaba la contradicción de respaldar una nómina más en la Junta cuando ya existe un director general de Memoria Democrática.
La resolución
Las mismas fuentes de IU confirmaron que Valderas habría resuelto el enredo comunicándose con José Antonio Castro, diputado de la coalición en el Parlamento andaluz, y con el exdiputado Willy Meyer. A primera hora de no había hablado aún con Antonio Maíllo, el coordinador general, que cargó con dureza contra Díaz en el debate del miércoles censurándole el atrevimiento de tentar a uno de sus pesos pesados.
Jubilado ya, Valderas milita en el sector crítico de IU que recela de la confluencia con Podemos. Ese dato no pasó por alto en la coalición, que interpretó siempre que el interés de la presidenta no era otro que intentar escarbar esa división interna para sacar rédito.
Cortés celebra el fin de la “chapuza”
La polémica planeó sobre el debate del miércoles y también en el Pleno de este jueves. La portavoz adjunta de IU, Elena Cortés, exigió a la consejera de Cultura, Rosa Aguilar, que se dedique a impulsar el articulado de la Ley de Memoria Democrática dotándola de presupuesto y de medios en lugar de entretenerse en “chapuzas tanto en la forma como en el fondo” como ha ocurrido a su juicio con el comisionado.
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