La lucha subterránea cuestiona la pretendida paz en el PSOE-A

Publicado: 25/05/2017
El partido intenta pasar página y busca pactos con los delegados, pero se escuchan duros reproches. La presidenta proclama un “se acabó” y se pliega a Sánchez
Apagar las llamas de tanto incendio acumulado no es tan fácil como desearía Susana Díaz. Asumida por obligación la derrota en las primarias, la presidenta ha plegado velas y quiere soltar todas las amarras que la ataban a la política nacional. “Se acabó”, transmitió en la tarde del miércoles a un grupo de periodistas llamados a capítulo para escuchar de su boca que no habrá más órdagos desde el sur, que Sánchez es el nuevo y único líder y que no fomentará interferencia alguna de aquí al Congreso Federal de junio. Susana ya no está en esa guerra porque su mente ya sólo la ocupa la gestión de Andalucía.

Claro que esa llamada a la distensión es mucho más fácil de predicar que de aplicar. Este jueves dejó un reguero de síntomas de que no hay torniquete que pueda cicatrizar tanta herida generada por las guerras fratricidas. La presidenta de la Junta se ha replegado pero no olvida recordar a sus hasta hace apenas una semana enemigos íntimos de partido, y mucho menos a los suyos, que en Andalucía ganó con holgura las primarias con un solvente 65%. El sanchismo es pues minoría clara en su feudo, aunque amenace con hacer ruido.

El pacto de no agresión implicaría no poner palos en las ruedas al secretario general en el Congreso Federal, pero a cambio de que nadie tampoco le torpedee el que debe reelegirla a ella en el último fin de semana de julio. Adriana Lastra, uno de los nuevos peones estratégicos de Sánchez en Ferraz, descartaba ayer impulsar una candidatura alternativa a Díaz en esa cita, para luego matizar que tampoco se puede impedir “a los militantes dar ese paso”. Cal y arena. 

En clave territorial las fuerzas se miden en los congresillos del fin de semana, de donde deben salir las listas provinciales que sumen los algo más de 255 delegados que representarán a Andalucía en el Congreso Federal. Díaz lanzó hace días la consigna de que no hay directriz porque decidirán las bases. Es decir, no hay por qué imponer la proporción de su 65% frente al 30% de Sánchez y el 5% de Patxi López. Habrá agrupaciones que trasladen a esos congresillos listas monocolor porque sus militantes se escoren claramente más a un lado que a otro, en otros habrá integración mediante pactos y donde el acuerdo sea imposible y ambas listas superen un 20% de respaldo los delegados irán por separado al cónclave de junio.

En ese galimatías pendiente aún de resolver porque se negocia casi casa por casa es donde estalló este jueves la guerra que zarandea la pretendida paz que anima Díaz. Hay lugares donde todo se ha resuelto de forma amistosa, incluida por ejemplo la agrupación de Triana cuna de la presidenta, pero en otros lugares saltan chispas. El hombre fuerte de Sánchez en Andalucía, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, no tuvo empacho en advertir que la elección de delegados es la auténtica “prueba del algodón” que demostrará si en realidad Díaz dice la verdad cuando reitera que respaldará a Sánchez en el Congreso Federal. El objetivo, asegura Celis, es integrar su corriente en listas únicas, pero si no le oyen el mal menor será concurrir con dos.

Villalobos estalla

La marejada no la desataría eso sino la “perplejidad” y “sorpresa” de Celis por la supuesta falta de respuesta de Fernando Rodríguez Villalobos, presidente del PSOE de Sevilla y mentor de Susana Díaz, a sus llamadas para intentar pactar esas listas de consenso. Las teorías ahí difieren. Uno de los mayores colaboradores de la presidenta negaba ese extremo ayer en los pasillos del Parlamento y aseguraba que sí se ha dialogado y que ya se pactó que decidieran las bases. Villalobos estalló en la réplica y exigió a Sánchez que llame al orden a Celis y “desautorice públicamente sus actitudes revanchistas” para que fructifique la paz alentada por Díaz que, hoy por hoy, es seria duda.

"Bienvenida a casa"

Se auguraba más batalla dialéctica de la que finalmente se libró. Díaz se enfrentó ayer en el Parlamento al primer Pleno tras su derrota, pero el combate sólo lo libró con IU, que la recibió con un irónico “bienvenida a Andalucía”, y el PP, cuyo líder Juanma Moreno le alertó de que su órdago puede “que no le salga gratis”. Podemos eludió el ataque y apenas habló de “árbol caído”

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