Manuela Torres quiere manifestar públicamente su malestar después de que su hijo, que prefiere mantenerse en el anonimato, le narrara lo ocurrido. “Como cada verano, el gimnasio de la ONCE cierra por vacaciones y mi hijo quería seguir haciendo deporte. Entonces, fue a apuntarse al gimnasio que tenemos junto a nuestro domicilio, pero el propietario del mismo se negó sin intentar mediar solución alguna”.
Asimismo, aclara que “mi hijo, licenciado en Historia, ha vivido solo tanto en Sevilla como en Madrid, por lo que sabe moverse perfectamente con su bastón”, de ahí que se sintiera discriminado. Además, Manuela Torres redundó en que “él se vale por sí mismo perfectamente, no necesita de la atención de nadie”, añadió.
Por su parte, el propietario del gimnasio de la zona sur quiso aclarar al respecto que “los hechos no ocurrieron así. El muchacho llegó acompañado por una chica y le aclaramos que este gimnasio, que es de pequeñas dimensiones, está masificado, por lo que no le sería fácil moverse”.
Además, “le comenté que yo no podía estar atendiéndole en todo momento, pero si venía con algún acompañante no había ningún inconveniente. De este modo, podía apuntarse cuando quisiera, ya que tendría una persona que le podría ayudar”.
Desde la dirección del gimnasio se insistió en que “aquí hay máquinas cada 30 centímetros y nosotros no podemos responsabilizarnos de que ese muchacho sufriera cualquier golpe”. Al respecto, la madre del joven recuerda que “los aparatos de la ONCE son como los de cualquier otro gimnasio”, por lo que no entiende “cuál fue el motivo real de no de que no le dejaran apuntarse”.
¿Solución?
Por su parte, el gimnasio está dispuesto a buscar una solución con la familia para que el joven pueda apuntarse a las instalaciones deportivas, pero Manuela Torres dice que “mi hijo ya no quiere, por mucho que le digan, él ya no quiere ir a ese gimnasio”.
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