Ciudadanos presionará a Susana Díaz para que dé definitivamente el paso de suprimir en Andalucía los aforamientos de los que gozan los diputados autonómicos, una figura que les blinda en el caso de tener que pasar por un banquillo porque lo hacen ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía o instancias superiores pero nunca en un juzgado ordinario. El grupo que lidera Juan Marín introduce así en la comunidad el debate abierto a nivel nacional y acentuado tras el arranque de los trámites para eliminar ese privilegio en Murcia, una de las condiciones que reclamó incesantemente el partido de Albert Rivera al PP a cambio de no bloquear la investidura de Fernando López como nuevo presidente de la región tras la dimisión de Pedro Antonio Sánchez, forzado a arrojar la toalla tras ser imputado en el caso Auditorio.
Fiel al guión de trasladar a todas las comunidades autónomas la iniciativa, la formación naranja planteó ayer una propuesta firme y de calado. En los próximos días pondrá sobre la mesa del PSOE la exigencia de comenzar a trabajar en una modificación de hasta tres puntos del Estatuto de Autonomía para que esos aforamientos pasen definitivamente a la historia. Convencer al Grupo Socialista no será fácil, pero Cs recuerda que despojar a los parlamentarios andaluces de su privilegiado estatus fue uno de los 72 compromisos que logró arrancar a Susana Díaz en el verano de 2015 a cambio de los votos para convertirse en presidenta.
“Queremos acelerarlo porque eliminar privilegios va en el ADN de Ciudadanos”, anunció este lunes Sergio Romero, portavoz adjunto de Cs en el Parlamento andaluz, convencido de que la noticia “no cogerá de sorpresa a Susana Díaz porque figura en el pacto de investidura”. La medida está contemplada también en el acuerdo nacional con el PP que facilitó a Mariano Rajoy permanecer en la Moncloa, por lo que los populares tampoco deberían poner obstáculos. Eso en teoría, porque tanto el presidente del Gobierno como la jefa del Ejecutivo andaluz enviaron hace tiempo la iniciativa al congelador y se muestran reticentes a darle el impulso definitivo. Díaz incluso reconoció hace días en una entrevista radiofónica que prefería esperar a que se plantease ese debate a nivel nacional antes de dar el paso en Andalucía para evitar que el resultado de la reforma sea distinto en función de cada comunidad autónoma. Cs teme que en realidad la presidenta intente darles largas.
Un largo camino
Lo que se plantea ahora es iniciar un largo camino que en el mejor de los casos fructificaría a finales de la legislatura, pero puede que ni eso por la complejidad de la reforma. Para reformar el Estatuto de Autonomía Cs necesita el apoyo decidido del PSOE, que en los últimos meses no ha dado síntomas de estar por la labor de embarcarse en un viaje de ese calado. Dar carpetazo a los aforamientos requiere una mayoría cualificada de la Cámara y Cs, con sus únicos ocho diputados, necesitaría el compromiso firme de los socialistas.
Romero lo ha dado por descontado porque cree que de lo contrario el Grupo Socialista se estaría “desenmascarando”. Si hubiese objeciones u obstáculos, alerta también, “se complicarían mucho las cosas” con su partido, el puntal en el que se apoya Díaz en momentos clave. Romero confirmó que no ha habido aviso al PSOE antes de lanzar el órdago porque Cs actúa “con independencia, sin despejar balones” y no están obligados a anticipar movimientos. El diálogo se abrirá al resto de partidos.
No a los privilegios, marca de la casa
Cs se presentó en sociedad en Andalucía en 2015 con la bandera del combate a la corrupción. Tanto fue así que en las negociaciones con el PSOE llegó a exigir que Chaves y Griñán dejasen de ser parlamentarios por el caso ERE, aunque luego Albert Rivera aceptó que siguiesen en sus sillones hasta ser imputados. Eliminar los aforamientos forma parte de la teoría de que “todos somos iguales ante la Justicia”.
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