Al hacer balance de la Feria más larga de la historia, el alcalde ha dicho que “no hay una sola cifra peor que el año anterior” y que “todo ha salido perfecto”. Compartimos con Espadas la creencia de que ha sido una buena Feria, pero no su exceso de entusiasmo.
Seamos objetivos. Ha habido mejores datos algunos días del año pasado en ciertos indicadores y no se ha superado el jueves de 2016, que fue récord en todos los sentidos. Tampoco podemos decir que todo ha salido perfecto cuando se han quemado nueve coches que vinieron a reforzar el servicio de la Feria y no se han atajado las botellonas y venta clandestina de alcohol.
Tampoco necesita el gobierno exagerar sobre el impacto económico y las visitas (si fueron 3,6 millones y de ellos 3 hasta el jueves, entonces hubo una media de 300.000 viernes y sábado, lejos del promedio de 492.924 en 2009, adoptado como referencia) para defender que la Feria ha sido positiva en líneas generales.
En cuanto al debate sobre su duración, tiene algo de bizantino, porque a nadie se le obliga por decreto a ir a la Feria todos los días. Quien no quiera o no pueda, que no vaya. No debe darnos miedo innovar y consolidar o corregir en función del resultado. Quizás el formato clásico con un festivo en medio sea el modelo a seguir, pero sin descartar cuando convenga una fiesta larga en función de la fecha del 1º de mayo. En todo caso, no hay que ser dogmáticos, sino flexibles.
