Susana Díaz dejó escapar el miércoles durante una entrevista radiofónica el verbo “arrasar” quizás contagiada por el clima de euforia que había planeado durante las últimas semanas sobre su equipo. En público se apelaba a la prudencia pero en privado se daba por descontado que la presidenta de la Junta abrumaría este jueves a sus rivales con una cifra de avales tan contundente que la senda hacia la victoria final en las primarias del 21 de mayo quedaría allanada y todo reducido a un mero trámite. Tirando de símil deportivo y a falta de verificación oficial, los apoyos presentados por los tres aspirantes a sentarse en el primer sillón de Ferraz niegan ese escenario y lo que auguran es que aún habrá partido. Si quiere convertirse en la primera secretaria general del PSOE Díaz está ahora obligada a echar el resto porque su gran enemigo, Pedro Sánchez, le pisa los talones.
Sin apoyo del aparato oficial del partido y enfrentado claramente a la gestora que le relevó en el poder en octubre, Sánchez sorprendió a todos entregando en el registro de la sede socialista 57.369 avales, apenas 5.000 menos que los 62.582 con los que aparecieron los partidarios de la presidenta andaluza. La verificación de los correspondientes a los afiliados no asignados a ninguna federación territorial dejó el cómputo final en 63.610 para Díaz y 57.768 para Sánchez. El equipo de Patxi López, el tercero en liza, compareció con apenas 12.000 aunque alegó que atesora más y que optó por tirar de una cifra redonda.
La lectura oficial es que la triada de aspirantes es por fin candidata oficial al superar con creces el listón mínimo de 9.368 avales que se le exigía. La interpretación real va mucho más allá y habla de monumental sorpresa. Los partidarios de Susana Díaz habían pulido como medalla para la lideresa el éxito de batir los 41.338 apoyos que logró amasar Sánchez en 2014 en su carrera contra Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias. La presidenta de la Junta logra el objetivo y bate en 21.000 avales esa marca, pero con lo que pocos contaban era con que también lo hiciera el propio exsecretario general, que ve mejorado su propio registro anterior en unos 16.000 avales.
Sánchez se apunta otro tanto que insufla ánimos a sus esperanzas de remontada: hace tres años la diferencia de avales entre el primer y el segundo aspirante, él mismo y Madina, se ensanchó hasta los 16.130 gracias precisamente al apoyo brindando por la federación andaluza, mientras que ahora es de apenas 6.000.
Díaz reina en Andalucía
La gestora ya había advertido de que no facilitaría datos por comunidades autónomas, pero los equipos de Díaz y Sánchez acabaron filtrándolos. El desglose confirma que la presidenta arrasó en Andalucía, como era previsible, con un contundente balance: el 41% de todos los avales, en total 26.551, los ha logrado en casa. Sánchez arañó 8.818, un 15% andaluz que su equipo celebra por las supuestas trabas que habría encontrado del aparato del PSOE regional durante la campaña.
Pese a la victoria global, Díaz tiene otros motivos de preocupación: pierde en doce territorios, incluidos Cataluña, el País Vasco e incluso Asturias, tierra de Javier Fernández, presidente de la gestora, o la Comunidad Valenciana, donde gobierna su gran aliado Ximo Puig. Al margen de Andalucía, sólo ha logrado vencer en Aragón, Castilla-La Mancha, Extremadura, Madrid, Murcia y Ceuta.
Con su sorprendente marca el equipo de Pedro Sánchez confía ahora en que el voto secreto de las primarias, sin presiones del aparato, acabe por entregarles el poder.
Desde Alcalá de los Gazules hasta Baleares
El día después del recuento de avales llevará este viernes a los dos grandes aspirantes a extremos opuestos del país. Sánchez seguirá en Andalucía (este jueves visitó Jerez), donde ha cosechado éxito de público en sus últimos mítines. Pisará un enclave histórico del socialismo regional, Alcalá de los Gazules. Susana Díaz, por contra, tiene doblete balear en Ibiza y Palma. Este jueves también se volcó en las primarias con citas en Toro (Zamora) y León.
