Andalucía

Ciudadanos, en su particular laberinto político

El enredo de Díaz en política nacional obliga a desdoblar la estrategia. Un ejemplo en el último Pleno: salvó un decreto del PSOE y le pidió apoyo para el PP...

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  • Susana Díaz y Juan Marín -

Desde que avaló a Susana Díaz en 2015 para que ésta revalidara su condición de presidenta de la Junta de Andalucía a Cs le ha tocado nadar entre dos aguas. Ejerce su función de oposición porque lo único que le une al PSOE es un pacto de investidura (que no es poco por lo visto en el primer tramo de la legislatura) pero en momentos puntuales, como en la negociación de los dos Presupuestos regionales desde su aparición en escena, ha colaborado como sostén ideal de los socialistas cuando arreciaba tormenta. Las últimas semanas han ratificado, sin embargo, que mantener el equilibro en ese juego de funambulismo es más complicado de lo que en principio aparentaba.

Al grupo que lidera Juan Marín se le ha enredado la estrategia por culpa de las ramificaciones nacionales de la política andaluza. Quedó más que patente en el último Pleno del Parlamento andaluz. Con apenas horas de diferencia Ciudadanos salvaba al PSOE en la votación que debía convalidar el decreto de Educación Infantil, un nuevo marco legal para el primer ciclo educativo cocinado en tiempo récord y que le había granjeado severas críticas a la Consejería de Adelaida de la Calle e incluso una primera jornada de huelga en un sector de las empresas que gestionan las guarderías. Toda la oposición votó en contra menos Cs, que pulsó el botón en el mismo sentido que el PSOE y colaboró en despejar cualquier amenaza sobre su entrada en vigor.

Los de Albert Rivera salían de nuevo al rescate de Díaz, pero en aquella misma sesión durante las preguntas quincenales a la presidenta el propio Juan Marín tuvo que desprenderse del traje de aliado puntual del PSOE en Andalucía para abrigarse con el de su jefe de filas, que lo es de Mariano Rajoy en Madrid. Interrogó a la jefa del Gobierno regional y aspirante a lideresa en Ferraz sobre las repercusiones de los Presupuestos Generales del Estado en Andalucía sabiendo de sobra que la réplica iba a convertirse en chaparrón de reproches hacia el PP, pero pese a ello le pidió encarecidamente a Díaz que ejerza el poder que se le presupone ya sobre el Grupo Socialista en el Congreso para que los suyos no bloqueen “por responsabilidad” de Estado las cuentas de Rajoy. Inmersa en su batalla por hacerse con el control del PSOE y altavoz desde hace semanas contra Moncloa por las afrentas de ese proyecto de ley contra su tierra, la presidenta le aclaró que a lo único que aspira el PSOE es a que Rajoy retire y rectifique luego sus Presupuestos. Por si Cs albergaba alguna duda, este domingo lo ratificaba el portavoz de la gestora y hombre fuerte de Díaz, Mario Jiménez, en la manifestación del 1 de Mayo.

Marín recogía así en solo una sesión los frutos de la contradicción. El resto de la oposición (PP, Podemos e IU) le censuraba que avalase el decreto de Infantil y al mismo tiempo el PSOE, su aliado, le reprochaba que le reclamase el titánico esfuerzo de autoinmolarse aprobando un Presupuesto que entre otros agravios recorta hasta un 36% las inversiones en Andalucía y desoye, por ejemplo, el respaldo definitivo a la conexión ferroviaria del Puerto de Algeciras con el resto del Corredor Mediterráneo. Era el sinsabor del arriesgado equilibrismo.

Bajo el foco

A Cs hay otras arriesgadas decisiones que le pasan factura. La Plataforma de Atención Temprana le ha colocado  en la diana de sus críticas por aquel polémico giro de último minuto en su voto, que evitó que prosperase una iniciativa de Podemos que atendía sus peticiones, y más ahora que la nueva registrada con sello naranja es tachada de “parche”. Desde Cs se replica con el argumento de que han logrado arrancar ya al PSOE la mitad de los compromisos del pacto de investidura. La última conquista es la Oficina contra el Fraude, aunque con retraso: Marín exigió que estuviese en abril y no funcionará hasta noviembre...

El amago constante de la “sexta marcha”

Cs se revuelve contra la acusación de que es la muleta sobre la que descansa el PSOE. Replica que gracias a ellos se ha relajado el Impuesto de Sucesiones o que impulsaron la comisión de investigación de la formación, aunque luego en las conclusiones sacaran a la presidenta del saco de las responsabilidades. Hace más de un mes Marín alertó a Díaz de que si no aplicaba “una sexta marcha” al pacto de investidura su apoyo peligraba. El PSOE no se da por aludido y ni replica porque le funciona aplicar su política de contentar con cesiones a cuentagotas..

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