Optar por la lactancia materna o artificial es una decisión a la que han de hacer frente las futuras mamás en la que influyen factores como la formación académica, número de hijos, experiencia propia, talleres de preparación al parto o el nivel de satisfacción con la educación materno infantil.
Así se desprende del estudio realizado por investigadores de la Universidad de Huelva (UHU), liderado por la enfermera Pilar Tierra en el que se analizan cuestiones relacionadas con la crianza como la lactancia materna y las vacunas.
Bajo el título, "Satisfacción sobre la educación en salud materno infantil de las madres en Huelva", Tierra, según ha informado la UHU en un comunicado, se ha centrado en analizar la relación entre el grado de satisfacción y las características sociodemográficas maternas, conocer la prevalencia y duración de la lactancia materna, conocer la edad de inicio de la alimentación complementaria o identificar la cobertura de las vacunas infantiles.
Según la investigación, la lactancia materna exclusiva es iniciada por el 52,9 por ciento de las madres y a los seis meses permanecen el 19,7 por ciento.
Con respecto a la prevalencia y duración de la lactancia materna, ésta dista mucho de las recomendaciones internacionales y entre los motivos del destete se encuentran el inicio de la alimentación complementaria a los cuatro meses y la incorporación laboral de la madre.
Asimismo, la investigación refleja que las vacunas son bien aceptadas por las madres, solo las que no son gratuitas ocasionan dudas sobre la necesidad de administrarlas y el nivel económico junto a la opinión del pediatra marcan la decisión a tomar.
De este modo, el estudio concluye que todos los niños se vacunan de las vacunas sistemáticas, pero no necesariamente de las recomendadas, como lo han sido la vacuna antineumocócica, contra la varicela o el rotavirus.
Con respecto a las consultas al pediatra, el estudio constata, asimismo, que uno de los principales motivos de las mismas es la introducción de los alimentos sólidos; la mayoría inicia la alimentación complementaria a los cuatro meses.
En opinión de la autora, las consultas a este profesional podrían verse disminuidas con la instauración de la educación maternal posparto, como ocurre en otras ciudades como Madrid, por ejemplo.