La Junta está dispuesta a hacer el máximo ruido posible en torno a los Presupuestos Generales del Estado que presentó el martes en sociedad el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. El “agravio” en el capítulo de inversiones a Andalucía que denuncia el Gobierno de Susana Díaz puede acabar en bronca mayúscula si se cumple la amenaza que deslizó este miércoles la consejera de Hacienda, María Jesús Montero. Si Moncloa no rectifica y el texto que se envíe al Congreso de los Diputados continúa mermando en un 36% la partida destinada la región, la Junta podría pulsar el botón de la impugnación ante el Tribunal Constitucional. La presidenta ya hado orden a sus servicios jurídicos de que exploren esa vía, que recurriría directamente el capítulo de la inversión regionalizable, el mismo que convierte a Andalucía en la primera víctima de los recortes.
Si activase ese resorte, la Junta alegaría que el Presupuesto vulnera el Estatuto de Autonomía, en concreto la ya famosa Disposición Adicional Tercera que aboga por que la inversión estatal en la región responda al peso de su población en el conjunto de España. Eso ahora se estaría incumpliendo, al recibir Andalucía tan sólo el 13,5% del total cuando sus 8 millones largos de habitantes equivalen al 18% del censo nacional. Montero denunció en rueda de prensa que la partida aprobada en Madrid destina a Andalucía 137,7 euros por habitante, por debajo del listón de 184 de media estatal.
Desdoblada en su condición de presidenta de la Junta y candidata del PSOE, Susana Díaz hizo oír también su voz con un tono incluso más agrio que el que utilizó el mismo martes el portavoz de su Consejo de Gobierno, Miguel Ángel Vázquez. Si éste tachó el proyecto de cuentas públicas de Montoro de “agresión en toda regla a Andalucía”, “agravio” e incluso “tomadura de pelo”, la jefa del Ejecutivo regional se refirió este miércoles a ese proyecto de ley como “auténtico escándalo” y le achacó esconder un “gato por libre”, por lo que alertó de que Mariano Rajoy “ya tarda en retirarlo” y en “pedir disculpas” a los andaluces.
Además del agravio, la Junta pone en duda las grandes y optimistas magnitudes que maneja el Gobierno central. Díaz mostró su especial preocupación por el “agujero en el fondo de reserva de la Seguridad Social”, la llamada hucha de las pensiones, que está “vacía” tras los cinco primeros años de mandato de Mariano Rajoy. Su consejera de Hacienda, María Jesús Montero, también pone en tela de juicio la “generosa” previsión de ingresos que trazan los Presupuestos, algo que teme puedan acabar pagando los ciudadanos si finalmente no hay tanto dinero a disposición de las políticas sociales como prevé Montoro. Esa recaudación, además, intuye que se traducirá en un esfuerzo adicional sobre las espaldas de “trabajadores, pymes y la clase media”, muy golpeados durante la crisis.
Más dureza
Susana Díaz pone así tierra de por medio con el Partido Popular por dos motivos: primero porque realmente considera que Andalucía sale muy mal parada del reparto de inversiones en las cuentas, pero también porque está obligada a aislarse lo máximo posible de Mariano Rajoy en los dos meses que restan hasta que a los militantes del PSOE les toque acudir a las urnas para elegir a su nuevo líder. La presidenta es muy consciente de que entre sus detractores, básicamente los partidarios de Pedro Sánchez, el argumento que fluye con más fuerza es el de que gracias a la abstención que ella ordenó el PP continúa en el poder. Este jueves tiene una importante cita en Barcelona con el PSC.
"Ya está bien de lloriqueos"
La oposición a Díaz (menos por lógica el PP) comparte que los Presupuestos maltratan a la comunidad, pero le recuerda que Rajoy continúa en La Moncloa en parte por la abstención del PSOE. La crítica más dura le llegó a la presidenta de Podemos. Carmen Lizárraga le pidió que “se deje ya de lloriqueos porque estamos hartos” y le reprochó que Canarias sí haya arrancado un plan de empleo.
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