La policía local, piloto y deportista asturiana Judith Obaya inicia en Granada un reto físico y vital en el que pretende atravesar el desierto del Sahara en bicicleta, 1.750 kilómetros sobre arena y piedra para contagiar el coraje necesario para salir del maltrato, una batalla con un par... de ruedas.
La vespino azul que le regaló su padre cambió el rumbo de esta inquieta agente de la Policía Local apasionada por las aventuras y el deporte y que ha metido en su maleta de retos uno más, el de transmitir el rechazo a la violencia de género y tratar de alentar con cada uno de sus pasos el valor para salir de un maltrato.
Obaya, que en abril cumplirá 49 primaveras, no es atleta profesional, pero el año pasado junto al granadino José Manuel Barrós se convirtieron en el primer equipo de pilotos en atravesar el Sahara Occidental en motocicleta con total autonomía.
Hoy parte desde Granada de nuevo a ese desierto, esta vez con el objetivo de recorrer en bicicleta un trayecto de 1.750 kilómetros por pistas y demostrar que por duros que sean los golpes o el terreno, del desierto y del maltrato se sale.
"Todos los retos están orientados a llamar la atención sobre los malos tratos, una misión que nos planteamos por circunstancias que nos tocan de cerca, porque vimos ese drama en unos amigos", ha explicado a Efe Obaya.
Su proyecto "Con2uedas..." cuenta con el apoyo del Principado de Asturias, del Instituto Asturiano de la Mujer y de varios ayuntamientos de la provincia de Granada y pretende transmitir la fuerza de una mujer para que las víctimas se contagien de su coraje y terminen también su travesía por la dureza del desierto del maltrato.
El martes empezará a rodar desde la localidad marroquí de Assa para ofrecer un "ejemplo de empoderamiento femenino" y terminar los 1.750 kilómetros por arena y piedra que la distancian de la meta, un recorrido que irá grabando para lograr también arrebatar el récord de mayor distancia en bici y sola por el desierto que ahora ostenta un iraní que superó los 1.350 kilómetros.
En su reto, que parece una analogía de la violencia de género, irá sola aunque vigilada a quince kilómetros por Barrós, que será su sustento y el aliento necesario frente a las tormentas de agua y arena del Sahara.
"Queremos transmitir la fuerza y el coraje para decir basta, para salir de una situación difícil, y captar a la vez la atención de otros mundos como el deporte y la aventura sobre esta lacra que es la violencia", ha explicado Obaya.
Con su travesía por el Sahara, intentará que las víctimas que se sienten atrapadas en su propio desierto de violencia y maltrato encuentren la fuerza para superar etapa tras etapa y alcanzar la meta, la salida.
"Pretendo hacer unos ochenta kilómetros al día, no soy deportista profesional y nadie ha querido entrenarme para esta locura, por eso quiero hacer un trayecto continuado pero lento, de sol a sol", ha detallado esta aventurera.
Afronta este nuevo reto con actitud constante y de sol a sol, como la batalla que emprenden cada día las víctimas, y convencida de salir victoriosa.
Esta agente sabe que el camino -los dos caminos- son duros, que tendrá que sortear un terreno de desierto minado, días horribles, malos y no tanto, que se sentirá sola aunque tenga apoyos que no podrá ver, pero combatirá los kilómetros de arena y el maltrato con un par... de ruedas.