El PSOE ha entrado con el nuevo año en la recta final del largo trecho que arrancó en octubre con la renuncia de Pedro Sánchez y debe desembocar antes del verano en el Congreso Ordinario que haga efectiva la renovación de su liderazgo nacional. El Comité Federal de este sábado no desvelará la fecha definitiva, pero arrojará pistas. De ahí que todas las estrategias se calculen al milímetro, se calibren opciones y quienes se abren hueco en la línea de salida intenten sacar lustre hasta al último de sus movimientos. Susana Díaz lo sabe y tiene un importante examen la próxima semana para anotar nuevos méritos a su hoja de servicio.
La cita será en el Senado. La Cámara Alta acogerá el martes una histórica reunión de la Conferencia de Presidentes, el cónclave que instauró José Luis Rodríguez Zapatero en 2004 pero que hasta ahora sólo había sido capaz de reunir en cinco ocasiones en la misma foto al presidente del Gobierno con los 17 presidentes autonómicos más los de Ceuta y Melilla. El día 17 será la sexta vez.
El PSOE andaluz es consciente de que la reunión de alto nivel de Madrid puede reforzar aún más la imagen de la presidenta de la Junta como única aspirante con garantías de éxito en la sucesión de Pedro Sánchez. El partido no ha escatimado esfuerzos en recordar durante las últimas semanas que la convocatoria por parte de Rajoy de un encuentro al que se resistió durante cuatro largos años (el último se remonta al lejano octubre de 2012, cuando aún quedaba por atravesar la fase más oscura de la crisis) se debe en buena medida a las presiones de Díaz, que en el último semestre reclamó una y mil veces que los presidentes autonómicos y el nacional se sentaran en la misma mesa para analizar temas para ella prioritarios, como el del caducado modelo de financiación autonómica al que la Junta achaca un déficit de ingresos milmillonario.
Si Rajoy se aviene a convocar la Conferencia no es por casualidad. El Gobierno central no tiene mucho interés en escuchar a jefes de Ejecutivos autonómicos del PSOE protestar y exigirle reformas, pero se ha visto forzado a aceptar el envite por el nuevo clima de entendimiento y diálogo a que le conduce su debilidad parlamentaria. Por delante queda una dura negociación para aprobar los Presupuestos nacionales y el PP necesitará ahí aliados.
Beneficio mutuo
Al PSOE también le interesa cimentar el mensaje de que su dolorosa abstención en la investidura no fue en balde y que a cambio arranca concesiones, desde la subida del salario mínimo hasta la congelación de las reválidas. La Conferencia de Presidentes entra en ese paquete de claudicaciones del PP. Y a Díaz, a la que el sector crítico de su partido acusa de haber conspirado contra Sánchez y claudicado ante Rajoy, le es rentable pulir ahora, y también como inversión de futuro, su capacidad para doblar el brazo al inquilino de la Moncloa logrando la convocatoria de una cita desconocida desde 2012 y en la que tiene mucho protagonismo que ganar. Algo parecido ocurre con las 35 horas semanales de los funcionarios: el Gobierno ha dicho siempre no, pero con la Junta se apresta a dialogar.
Tan convencido está el PSOE-A de esa rentabilidad que este lunes su secretario de Organización, Juan Cornejo, elevó la Conferencia a la condición de gran cita. El guión esbozado por el partido es el mismo que defiende Díaz desde hace meses: Rajoy tendrá que hablar de la nueva financiación o explicar por qué no paga el 50% de la Dependencia. Un escaparate perfecto para su traje de estadista.
Más de un candidato y primarias "sí o sí"
El PSOE-A quiere aupar por lógica a su lideresa a la Secretaría General del partido, pero hace tiempo que optó por la prudencia y por un perfil bajo para no torpedear a la gestora que controla Ferraz. A las preguntas de cuándo será el Congreso Federal se responde con un “no hay prisas” o “el debate no es sobre un mes u otro”. El mensaje de este lunes es que se da por hecho que habrá “más de un candidato” y que habrá primarias “sí o sí”.
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