Hace apenas diez días la recién reelegida coordinadora general de Podemos, Teresa Rodríguez, mostró desde el atril de Parlamento de Andalucía su propia nómina para denunciar de la forma más gráfica posible que los diputados ingresan hasta 2.500 euros mensuales en dietas al margen de los 3.000 que tienen ya asignados como retribución. Las cobran incluso en agosto o enero, periodos en los que la Cámara echa el cierre y entra en fase de parálisis temporal. Esa polémica recompensa que los representantes de la formación morada suelen derivar a ONG no es la única pieza que chirría en el gigantesco engranaje del Parlamento. Hay otras partidas que también engordan, y de qué manera, el presupuesto anual asignado al Hospital de las Cinco Llagas.
Por ejemplo las subvenciones a los grupos parlamentarios. En total, 10,5 millones de euros anuales, un buen bocado si se compara con los 45 millones de presupuesto global que manejará el Parlamento en 2017 aunque una porción casi insignificante dentro del montante de más de 33.000 millones que movilizarán las cuentas públicas de Andalucía el próximo ejercicio. Eso sí, en tiempos de dudoso despegue económico sus señorías siguen integrando una tribu de privilegidas prebendas.
Según los datos de la propia Cámara, cuando se cierre este año los cinco grupos que se reparten los 109 asientos del Parlamento se habrán repartido esos mencionados 10,5 millones. La primera partida, de 9,5 millones, sostiene los denominados “gastos de funcionamiento”. Así lo contempla el Reglamento de la Cámara, que establece una asignación fija de 29.588 euros mensuales para cada una de las formaciones (PSOE, PP, Podemos, C’s e IU) independientemente de su representación numérica, una especie de tarifa plana por el simple hecho de haber logrado representación. A eso suma cada partido otra cantidad variable, que esta vez depende del número de diputados cosechado en las autonómicas. Ahí sí se establece un escalafón de ingresos calcado a la posición que ocupa cada cual, de primera a quinta fuerza en representación.
¿A qué se destina ese dinero? Básicamente al funcionamiento interno de cada grupo, con libertad de uso. El Artículo 25 del Reglamento del Parlamento establece que éste está obligado a “poner a disposición de los grupos parlamentarios locales y medios materiales suficientes y les asignará, con cargo a su Presupuesto, las subvenciones necesarias para cubrir sus gastos de funcionamiento”. Esas cantidades quedan contempladas en el Capítulo IV del presupuesto de la Cámara.
Cargos de confianza
Dicho y hecho, el PSOE lidera la tabla de ingresos por su condición de primera fueza. Percibió por ese concepto en 2015 3,8 millones de euros, por encima de los 3,02 millones transferidos a las cuentas del PP. Podemos y C’s, recién llegados a la vida parlamentaria a mitad de ese ejercicio, lograron una asignación de 1,1 millones y 777.000 euros, respectivamente. IU sumó 843.000 euros. Esas cifras son matizables: en 2015 se solaparon dos legislaturas, la que apuró el pacto entre PSOE e IU y la que alumbró la aparición de Podemos y C’s, de ahí que la coalición de Maíllo pese a ser hoy la fuerza con menor representación presente más ingresos que los de Albert Rivera al haber contado con representación en ambas etapas.
El resto del gasto hasta alcanzar los 10,5 millones, esto es 1,o5 millones, se canaliza hacia la nómina de los asesores que acoge bajo sus paraguas cada grupo. En total, cuestan casi 88.000 euros mensuales: PSOE y PP reciben por ello un ingreso cada 30 días de 20.480 euros, mientras el resto de grupos percibe 15.677.
La concesión que “salvó” a IU...
Un alto cargo del PSOE-A se jactó hace meses en privado de que su partido “salvó” en cierto modo a IU de la quiebra. Por aquel entonces la coalición de Maíllo arrastraba una pesada mochila de deudas de la que ya ha logrado desprenderse. Aquel dirigente socialista considera que la supervivencia de sus ahora enemigos se garantizó, en parte, cuando se aprobó la cuota fija de casi 30.000 euros para cada grupo sin importar el número de diputados logrados.