La hoja de ruta de Susana Díaz hacia la Secretaria General del PSOE va completando estaciones. A la suma de voces que animan su salto definitivo a Ferraz se añade ahora un indisimulado papel de primera figura política nacional que la ha llevado a Madrid tres veces en apenas una semana, que la trasladará la próxima semana a Bruselas para reclamar un golpe de timón en la politica económica de la UE y que ayer la hizo aparecer además ya como el referente del partido a nivel nacional. Se van cubriendo etapas en el camino hacia el objetivo final de 2017.
El último síntoma de ese aparente camino sin retorno se evidenció este jueves en Sevilla. La presidenta de la Junta recibió en la sede regional del partido a Miquel Iceta, el díscolo líder del socialismo catalán. Fue él quien animó y alentó uno de los principales focos rebeldes que se sublevaron en el Congreso de los Diputados contra la abstención en la investidura de Mariano Rajoy optando por un sonoro no. Habían coincidido un día antes en Madrid, durante la presentación de un libro sobre el presidente de Extremadura, pero la escenificación del acercamiento entre ambas formaciones se trasladó de forma estratégica hasta la capital andaluza.
La reunión entre la que puede ser futura líder del partido la eleva de forma oficiosa, que no oficial, a la condición de autoridad del socialismo. Aún deberá ganarse ese título por aclamación, como prefiere, o en unas primarias en las que quizás tenga que verse las caras con el defenestrado Pedro Sánchez o con otro candidato ahora tapado, pero ayer se colocó el traje de primera espada. Si la “tirantez” entre PSOE y PSC que ha reconocido Iceta se relaja, Díaz aparecerá como artífice de la paz interna. El propio Iceta fue quien solicitó el encuentro con ella y no con la gestora del partido, lo que da muestra del nuevo papel hegemónico de la presidenta de la Junta.
Por si había dudas, los galones se los había entregado horas antes Mario Jiménez, que aúna ahora la doble vertiente de voz del PSOE en el Parlamento regional y del partido en la gestora. La cita Díaz-Iceta, alabó, era de “gran importancia” para el futuro del PSOE y de España.
Una charla de dos horas y media
Iceta llegó tarde por culpa de la conexión aérea que le traía desde Barcelona. Tras dos horas y media de reunión en la sede de San Vicente se despidió "contento" de la cita con Díaz y convencido de que entre el PSC y el PSOE triunfará "la voluntad de unir" que percibió en la presidenta. "Después de esta larga reunión, lo sigo teniendo clarísimo: hay que hacer un esfuerzo en el que tenemos que estar todos y que se tiene que traducir en voluntades y en hechos", aseguró.
Eso sí, el líder catalán dejó claro que no es cuestión de "minimizar, ni muchísimo menos" los obstáculos que distancian a su partido de la dirección nacional y que han tensado la relación histórica que les vincula. Si logran superarlos, saldrán "fortalecidos".
No hubo muchas palabras de Díaz. La secretaria general de los socialistas andaluces se limitó a augurar tras la reunión que trabajarán codo con codo para "fortalecer" el proyecto socialista y remitió a Declaración de Granada. Eso es como advertir al PSC de que la única vía posible de entendimiento es evitar tentaciones secesionista y que, como mucho, habrá que caminar hacia la idea de un Estado federal.