Al igual que sus predecesores, el buque recibe el nombre del cacique Naiguatá, de Venezuela que se opuso a la colonización española a mediados del siglo XVI de quien heredan el nombre tanto el cerro, de 2.765 metros de altitud llamado Naiguatá, así como el pueblo de Naiguatá en el estado Vargas, en Venezuela.
Alma Pura de Padrón, madrina del acto, se mostró emocionada tras la botadura y cuando las sirenas de los remolcadores y del astillero isleño sonaban por el acontecimiento.
Para la Armada de Venezuela contar con estos barcos fabricados en el astillero Navantia de San Fernando supone entrar en la vanguardia de las transformaciones tecnológicas en la mar y un viejo sueño de la Armada Bolivariana.
El párroco de la iglesia de la Sagrada Familia, Pedro Velo González fue el encargado de bendecir el buque antes de recibir el bautismo de mar.
Los buques Guaicamacuto, Yavire y Naiguatá realizarán misiones de vigilancia y protección de la zona litoral y del tráfico marítimo en la costas venezolanas, pero además supondrán un importante acicate en la lucha contra la contaminación marina, operaciones de búsqueda y rescate, intervención rápida, asistencia sanitaria a otros buques, defensa de superficie y antiaérea. Además, ha sido diseñado para incorporar medidas de reducción de firma radar infrarroja y acústica.
La botadura del buque Naiguatá hizo que Navantia San Fernando tuviera jornada de puertas abiertas, por lo que cientos de personas se dieron cita en una grada al margen de la autoridades.
El director de Navantia de Puerto Real- San Fernando, Fernando Migueles presidió el acto junto con el subdelegado del Gobierno, Sebastián Saucedo y el alcalde de San Fernando Manuel María de Bernardo.
Una ausencia justificada
La ausencia de Juan Pedro Gómez Jaén, presidente de Navantia, que asistió la botadura del primer buque de vigilancia para Venezuela, en octubre de 2008, fue comentada entre los asistentes, pero su visita a Australia, donde intenta conseguir nuevos contratos para los astilleros de la Bahía de Cádiz, le impidió estar presente.
El astillero de Puerto Real también fue escenario este mediodía de la botadura del primer patrullero de combate,bautizado con el nombre de ANB CARIBE (PC-21).
Esta unidad es el primero de su clase de una serie de cuatro buques tipo Patrulleros Oceánicos de Vigilancia de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) encargados por el Gobierno Bolivariano de Venezuela a Navantia cuya principal función es la defensa integral de la ZEE.
Estos patrulleros están siendo fabricados por el astillero Puerto Real-San Fernando y suponen actualmente la carga de trabajo más importante para los astilleros de la Bahía de Cádiz, a la espera de la llegada de nuevos contratos.
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