Esta novedosa técnica, denominada SILS, utiliza un orificio natural, en este caso el ombligo, para el abordaje de la cavidad abdominal; una vez introducido un trocar (instrumento quirúrgico que consiste en un punzón introducido en una vaina o cánula, la cual se puede retirar una vez realizada la punción) flexible y esponjoso se pueden colocar hasta tres puertos de trabajo por donde se manejan una óptica de cinco milímetros de grosor, una pinza y una tijera.
Una vez extraída la vesícula, se procede al cierre de la pared abdominal y de la piel, de forma que sólo queda una herida sobre el borde inferior de la cicatriz umbilical no mayor a 2,5 centímetros.
Las ventajas de esta intervención son la disminución del dolor postoperatorio y un menor período de recuperación, facilitando una más rápida incorporación a la actividad diaria.
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