El jardín de Bomarzo

Los pasos perdidos

Que cada uno haga su trabajo y que tengan la obligación de entenderse, de pactar, de ceder, consensuando con responsabilidad antes que con interés partidista

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  • El jardín de Bomarzo. -

Las protestas del pasado miércoles de miles de estudiantes en las calles en la llamada huelga en contra de las reválidas, la intervención inicial de Rajoy esa misma tarde mostrando disponibilidad para alcanzar un pacto por la educación, la petición sobre lo mismo de otros grupos, entre otros del PSOE el jueves y la confirmación, ese mismo día, de suspender la prueba para tender una mano a firmar un pacto de Estado en Educación demuestra que no es tan difícil llevar a efecto en sede parlamentaria lo que los ciudadanos han votado. Que cada uno haga su trabajo y que tengan la obligación de entenderse, de pactar, de ceder, consensuando con responsabilidad pública antes que con interés partidista. Quizás sea un amago como quien hace dieta solo el primer día tras vacaciones, aunque lo cierto es que tanto en clave nacional como en todas las administraciones locales es tiempo de madurar y de entender que son necesarias reformas mediante debates templados para dar solución a estancamientos constitucionales, electorales, laborales, sindicales, educativos y tantos otros necesarios para adaptar al país a la velocidad de crucero de un tiempo moderno, cambiante, global. Actualizarse. Desde el no es no es imposible solucionar las necesidades de los ciudadanos.

Rajoy. Si hubo un tiempo en el que dentro del PP le criticaban su pasmosa lentitud para tomar decisiones y su galleguismo acérrimo para no decir ni sí, ni no, ni lo contrario, hoy no solo aplauden a su líder sino que nadie discute ni su posición, ni su estrategia, ni nada que de él provenga. Ha demostrado ser un genio haciéndose el muerto. Ha ganado la partida y, parece, desde una magnánima superioridad presidencial afronta una legislatura diferente porque tendrá que ceder mucho más de lo que a su sigla le gustaría y lo hará por varias razones: las mayorías absolutas son parte de la historia y han de acostumbrarse a ello, todos, esta será su última legislatura porque lo razonable es que al término de la misma renueve el liderazgo del PP cediéndolo para situarlo en el mismo plano de edad del resto de las formaciones y, pese a que muchos opinen lo contrario, asume una legislatura que durará cuatro años. Algunos dicen que no aguantará más de dos porque se lo van a poner imposible, pero una oposición dividida, una templanza para manejar la estrategia política bastante mejor que los demás y, sobre todo, un PSOE que necesita de al menos cuatro años para recomponerse a sí mismo antes de volver a consultar urnas hacen indicar que difícilmente la que arranca sea una legislatura corta. Menos después del empacho que sobre la materia acumula el votante.

Iglesias. El Líder de Unidos Podemos ha dado un paso más hacia la izquierda, radicalizando su discurso, movilizando la calle e intentando hacer suya la referencia de la izquierda y la oposición feroz contra el PP. Necesita radicalizar más a su partido porque lo que viene ahora, tras fallar su intento real de absorber al PSOE de Sánchez, es una dura batalla por el electorado de la izquierda. El PSOE saliente de esta crisis le va a apretar, no le va a perdonar ni una y, es más, lo probable es que se cuestionen muchos acuerdos o pactos en instituciones menores; vive del descontento de la gente y de eso a día de hoy queda lo suficiente como para nutrirse con éxito, pero para ello necesita arengar a las masas y lo hará con discursos incendiarios. Una España que crezca económicamente, con más empleo y mejores condiciones generales es una España que necesita bastante menos a un partido como el suyo, lo sabe y por eso radicalizará su posición y la de su partido y el show permanente para movilizar esa calle de jóvenes, estudiantes, universitarios y, en definitiva, de ese espíritu 15M que le dieron el impulso para lanzarle a donde hoy está. Y además, ha logrado algo único y es poner de acuerdo a todos, PP, PSOE y Ciudadanos, en su contra.

PSOE. Inicia una legislatura clave. Quizás la más importante de su historia ante la sangrante división interna, bien es cierto que es el más experto en estas lides. La oposición dura que debe hacer al PP, el debate interno que propicie un nuevo liderazgo y, de él, una renovada posición ideológica que limite a ese tubérculo llamado Unidos Podemos que le ha nacido a su izquierda y a la certeza, tan dura de asumir como cierta, de que todo joven que cumple dieciocho elige a PP, si es de derechas, o a UP, si es de izquierdas porque al PSOE le ven como a un partido viejo, resultará tarea ardua, difícil de manejar y más si no se sacude viejos referentes internos como Felipe González. Fue un gran presidente para un momento distinto, pero su constante presencia en la vida orgánica ya no les hace bien.

Intentará echar para muy adelante ese congreso, ya ordinario, que debe celebrar y habrá que ver la posición que sobre esto toman tanto Pedro Sánchez, amortizado pero que representa el no es no de buena parte de la militancia, como Susana Díaz, a quien todo este proceso ha perjudicado notablemente porque su imagen de alternativa salvadora se ha deteriorado y por eso voces dentro muestran que la situación está para lo que llaman un mirlo blanco. Otro. Si repiten la jugada de poner otra cara mona, de hacerse un lifting superficial, volverán a equivocarse porque la estética es tan agradable al principio como insustancial después. Es como el sexo, si solo hay cuerpo termina por aburrir.

Si a Susana Díaz se le abre el camino hacia el liderazgo nacional, Andalucía puede que entre en otra fase en esta legislatura y durante la cual el PSOE-A cumplirá su cuarenta cumpleaños de gobierno ininterrumpido en la Junta. Por tanto, muchas fichas de dominó penden de que la primera caiga y hacia dónde lo haga.

Ciudadanos. Su indefinición ideológica, votando presupuestos en Andalucía con PSOE, haciendo parecido en Madrid con PP, pactando con Sánchez o Rajoy, intentado ser la muleta de todos los brazos es desconcertante para su electorado. Rivera se sitúa un poco a la izquierda del PP y se nutre de lo que a este le sobra, sobre todo de nuevas generaciones que conectan mejor con su imagen que con la de un líder treinta años mayor. ¿Qué sería de Ciudadanos con un PP renovado en manos de Sáenz de Santamaría o, incluso, de Feijóo, situado ya muy arriba en la carrera sucesoria? ¿Volvería Ciudadanos a tener hoy nueve diputados en el Parlamento de Andalucía?

Arranca, por tanto, una legislatura distinta tras un año incalificable. Quizás, después de todo, no tan perdido como esos pasos en el salón de idéntico nombre que hay en el Congreso. Pasos perdidos también en pasillos, en idas y venidas e investiduras fallidas, sonoros taconeos sobre mármol fino para trazar un curso que tal vez la historia resuma como de aprendizaje porque el sistema se retrató a sí mismo con todas sus miserias. Al menos la EPA del tercer trimestre del año y con un gobierno en funciones muestra una reducción de la tasa de paro al 18,91 por ciento, la más baja en siete años y sitúa a la provincia de Cádiz en cifras del 2011 con 182.100 desempleados. ¿Brotes verdes? Maldita expresión para los aún 4.320.800 parados de esta España viva, esta España muerta, ay, ay, canturreaba Cecilia en su versión sin censura. En todo caso, España nuestra.

Bomarzo

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