La Junta de Andalucía ha cedido ante la presión ejercida desde todos los frentes contra el contestado proceso de fusión de los hospitales de Granada. Lo reconoció este jueves el titular de Salud, Aquilino Alonso, blanco de críticas desde hace meses de las asociaciones de profesionales sanitarios y mucho más desde que una marea humana colapsara el centro de la ciudad el pasado domingo 16 como protesta por la reorganización de las instalaciones en torno al Parque Tecnológico de la Salud (PTS). Consciente de la polvareda desatada, el proyecto no avanzará un paso más hasta que pueda hacerse “con el máximo consenso”.
El Gobierno de Susana Díaz es consciente de que lleva semanas encajando golpes en su línea de flotación. La sanidad, publicitada como bandera de la gestión histórica del socialismo andaluz, acumula críticas, ataques de la oposición, resoluciones del TSJA en contra, como en el caso de Huelva, y protestas multitudinarias. La propia presidenta se ha visto forzada a pedir “perdón” dos veces consecutivas desde la masiva manifestación de hace 12 días y ahora ha dado la orden de que se congele el proceso hasta que la Consejería sea capaz de “explicarlo” y convencer a sanitarios y ciudadanos.
A ese argumento recurrió este jueves Alonso en el Parlamento al saberse diana de la oposición. “Hay que reconocer que en algo nos hemos equivocado”, deslizó tras confirmar que el proyecto echa el freno. Eso, sumado a “fallos en la implantación, ha generado dudas e incertidumbres”, añadió en el mea culpa. Para subsanarlo, antes de acelerar de nuevo se sondeará a todos los colectivos implicados. “Yo no agacho la cabeza, la levanto y me pongo al frente”, proclama el consejero.
Defensa implícita
Granada, Huelva, Sevilla (donde los tribunales también han anulado la unificación de cargos directivos en los hospitales Virgen del Rocío y Virgen Macarena)... Pese al cúmulo de reveses, la Junta ofrece sólo diálogo pero no marcha atrás. Se acepta negociar y explicar, pero de momento no hay anulación de esos planes. La estrategia es ésa porque, como en el caso de Granada, Salud insiste en que tras sus planes de unificación de unidades e instalaciones no hay recortes presupuestarios ni merma de profesionales, sino simples desajustes en el arranque de los nuevos departamentos.
El síntoma palpable de que el proceso de fusión se ha gestado de espaldas al personal sanitario es que las juntas de personal de los hospitales Virgen de las Nieves y San Cecilio de Granada, centros afectados, hayan acordado manifestarse cada semana para evidenciar su rechazo. Entre los motivos, alegan el “ninguneo” de la Junta.
Mientras tanto, la Junta cree haber encontrado la explicación a tanto boicot. Según el vicepresidente Jiménez Barrios, el PP sólo busca “beneficiar a la sanidad privada” con sus críticas.
