Abengoa ha salvado definitivamente el último escollo para reestructurar su deuda (que pasará de 9.000 millones de pasivo financiero a unos 2.700 millones) tras aprobar las familias andaluzas que aún controlan la mayoría del grupo el plan de salvamento que evitará su entrada en concurso. Ello se suma al apoyo del 75% de sus acreedores a ese plan alcanzado el pasado martes, último día posible.
La junta extraordinaria de Inversión Corporativa (IC), firma patrimonial de esas familias capitaneadas por los Benjumea, ha votado a favor de ese plan casi por unanimidad. Una coincidencia casi total que no ocultó la fuerte división interna que existe entre esas familias a cuenta de la crisis de Abengoa desatada en 2015.
Este visto bueno era una exigencia de la banca acreedora, que es la que ha colocado a Gonzalo Urquijo como futuro presidente de Abengoa. Con esta luz verde, los bancos y fondos que rescatarán Abengoa se garantizan el voto favorable de IC a ese plan de reestructuración en la junta extraordinaria del próximo 22 de noviembre. En esa junta tomará posesión del cargo Urquijo, se renovará por completo el consejo, se aprobará la ampliación de capital de casi 1.200 millones que hará nuevos dueños de la empresa a bancos y fondos, y se unificarán los dos tipos de acciones actuales en una sola. Como consecuencia de estos último, IC pasará de tener el 56% de los derechos de voto (poder) a un exiguo 1,4%.
Precisamente este escaso peso en el capital de Abengoa y el fracaso de Benjumea en la negociación para que IC mantuviera un consejero adscrito a los accionistas históricos (que ostentaría él mismo), entre otros temas, está detrás de la profunda división interna en IC entre Felipe Benjumea, la familia Aya y miembros de otras familias, y otras rama de los Benjumea y de los Solís que le son opuestos.
Minoritarios
En la junta, celebrada en la sede de IC en el edificio Pórtico de Sevilla, se revivió esta tensión tanto en las duras intervenciones de los críticos contra Benjumea, como en el amago de plantear una moción de censura contra él para renovar el consejo de IC y cambiar al presidente. Finalmente, el 55% del capital de IC que apoya a Felipe Benjumea impidió esa posibilidad.
No obstante, la situación preconcursal que vive la propia IC y la evaporación casi total de su participación en Abengoa ha reducido el valor de sus acciones a 0 euros. Ante ello, decenas de accionistas minoritarios de IC ajenos a las familias (empleados, exempleados y herederos de estos últimos) no podrán lograr que IC les recompre sus títulos a 30 euros por acción como se pactó en muchos casos. Esta imposibilidad de recuperar su patrimonio, unido a su descontento, puede decantar la partida en IC a favor de los críticos a medio plazo.
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