Un informe elaborado por tres reconocidos doctores en Ciencias Geológicas alerta de los riesgos relacionados con el proyecto de almacenamiento subterráneo de gas natural en el entorno de Doñana, por hallarse esta zona dentro de lo que califican como “el peligroso polvorín sísmico” del Suroeste de España, azotado por los terremotos y tsunamis históricos más devastadores de toda la Península Ibérica.
Miguel de las Doblas, José Manuel Cantó y Julio Barea acumulan una experiencia como doctores geólogos de prácticamente un siglo, y a su conocimiento han unido la recopilación de trabajos de investigación de muchos otros autores sobre las marismas del Guadalquivir, el Golfo de Cádiz, el Estrecho de Gibraltar y el Mar de Alborán.
Los tres expertos han realizado un informe sobre el proyecto de almacenamiento de gas en el entorno de Doñana, del que se colige que entraña unos riesgos tales que lo equiparan al Castor de Castellón, cuya paralización para evitar males mayores tras los temblores registrados en la zona levantina ha obligado al pago por parte del Gobierno de una indemnización de 1.600 millonesa la empresa ACS.
Según los geólogos, Doñana y su entorno, zona elegida para habilitar un almacén subterráneo de gas, han sufrido hasta 18 terremotos de gran magnitud, con epicentro en el Atlántico y en el Golfo de Cádiz, y con un periodo de recurrencia o repetición de entre 300 y 2.000 años, por lo que no es inconcebible que vuelva a producirse entre el año 2055 y el 2155 un seísmo como el de Lisboa de 1755, que tuvo una magnitud de 8,5 a 9, con olas de hasta 15 metros de altura y causó 60.000 víctimas mortales.
Los expertos afirman que son especialmente preocupantes las múltiples evidencias de actividad sísmica en la zona de Doñana, donde han acabado depositados entre 200 y 300 metros de sedimentos areno-arcillosos, blandos, poco consolidados y muy peligrosos en caso de terremotos, por su baja resistencia a las sacudidas sísmicas.
Recuerdan que así ocurrió en la bahía de Puerto Príncipe (Haití), donde murieron más de 200.000 personas en el devastador seísmo de 2010, con una intensidad de 7 en la escala de Richter. En el estuario de Huelva existen evidencias, por los sedimentos, de la acción de fallas extensionales neotectónicas que están actuando hasta hace 2.000 años y cuyos efectos actuales se están notando en las balsas de fosfoyesos de Fertiberia, en el curso del Guadalquivir, en arroyos de Doñana, en las ruinas de Baelo Claudia de la Bahía de Bolonia (Cádiz) y en el abombamiento del litoral, rodeado de grandes deslizamientos gravitacionales.
Sin información
Los geólogos recuerdan que desde hace unas décadas se han otorgado permisos para la busca de hidrocarburos (gas y petróleo) en este “polvorín sísmico del Suroeste peninsular”: en Sevilla y Huelva a lo largo del Guadalquivir (El Ruedo, El Romeral, Las Barreras, Marismas); y en el Golfo de Cádiz, al Suroeste de la desembocadura del Guadalquivir (Poseidón, Cyre, Calypso). Afirman, sin embargo, que las Administraciones responsables de conceder y controlar estas explotaciones no ofrecen información pública sobre actividades, resultados o incidencias, amparándose en las cláusulas de confidencialidad de las empresas.
Concluyen que el informe de Impacto Ambiental que debe ser emitido antes de poder inyectar/almacenar gas en Doñana tiene que incluir un minucioso estudio geofísico/tectónico que evalúe el riesgo sísmico y tsunamigénico de la zona, y para ello tendrá que tenerse en cuenta la posible sismicidad inducida por las plataformas de extracción de hidrocarburos que funcionan en la región.
La protesta llega a Estrasburgo
La protesta contra el proyecto de Gas Natural en el entorno de Doñana se ha traducido ya en iniciativas legislativas en el Parlamento de Andalucía, en el Congreso de los Diputados y también en Estrasburgo. Izquierda Unida, que ya denunció en 2013 el proyecto ante el Parlamento Europeo, ha exigido a la Comisión de Peticiones de esa institución que lo bloquee y envíe una delegación a la zona.