Por fin actuó

Pero dejando esto a un lado, por fin tuvo sentido de Estado, ese que no tuvo el 20D cuando le dijo no al Rey

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Ya era hora. Que hubiera rechazado el encargo del Rey una segunda vez hubiera sido un escándalo mayúsculo y una vergüenza inasumible. Sin embargo, Rajoy aceptó el encargo del Rey de intentar formar Gobierno y someterse al debate de investidura.
No me gusta reconocerlo pero es lo evidente. El que tiene la legitimidad social para gobernar tras estas elecciones es el Partido Popular y Mariano Rajoy. Es el único que subió en votos y escaños con respecto a los comicios del 20 de Diciembre (700.000 votos y 14 escaños más). Además, como ha demostrado en estas negociaciones para la Mesa del Congreso, es capaz de hablar con los nacionalistas y con Ciudadanos para poner a su candidata, Ana Pastor, como presidenta del Congreso de los Diputados y amarrar una Mesa de mayoría de centroderecha.
Pero ahora le toca moverse. Ha demostrado que, cuando el quiere, aunque caiga en la hipocresía más ruin (algo normal en la cúpula del PP), pueden conseguir sus propósitos. Nada más que hay que acudir a los hechos de la Mesa de la Cámara baja y como pudo pactar con los nacionalistas para tener mayoría a cambio de grupo propio para la antigua Convergencia Democratica de Catalunya. Si, con aquella la cual el PP ha demonizado. Si, con los temidos independentistas que decía Rajoy que ponía en jaque la unidad de España y que, pro eso, Sanchez no podía hablar con ellos para formar gobierno ni para nada. El PP si puede, por lo que se ve. Doble rasero, hipocresía, amoral. Como quiera llamárselo.
Pero dejando esto a un lado, por fin tuvo sentido de Estado, ese que no tuvo el 20D cuando le dijo no al Rey. Sigue insistiendo en su vía de hablar con los partidos constitucionalistas -PSOE y Ciudadanos-. Los segundos, cuyos votos no son determinantes, ya han ofrecido una ‘abstención técnica’ en segunda votación. La clave la tiene el PSOE.
La plana mayor del PP y Rajoy han pedido pro activa o pasiva el apoyo del PSOE. Pero no solo basta con pedirlo. Hay que moverse, aptitud en la cual Rajoy no es un as que digamos. Pero le toca hacer un esfuerzo. No basta con palabras vacías sino con acciones, con negociación, pacto y consenso.
Esto último que brilló por su ausencia los cuatros años de Gobierno despótico de Rajoy. Pero se acabaron las mayorías absolutas y el bipartidismo. Es hora de actuar y de ceder.

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