La Unesco acaba de reconocer los Dólmenes de Antequera como bien cultural Patrimonio de la Humanidad, una distinción que reconoce el valor de este monumento megalítico y que se une a una extensa lista de sitios, monumentos, parajes y bienes que Andalucía puede ofrecer al turista, porque Andalucía es Patrimonio de la Humanidad.
En este reportaje queremos hacer un pequeño recorrido por esos tesoros Patrimonio de la Humanidad que esconde Andalucía, un verdadero cofre con auténticas joyas arquitectónicas, naturales, inmateriales e históricas, muchas de ellas rodeadas de las mejores infraestructuras hosteleras para pasar unas vacaciones inolvidables en la región.
Comenzamos este recorrido por varios de los conjuntos monumentales que a mitad de los años 80 consiguieron el reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad. Al primero que nos vamos a referir es a la Alhambra, junto con los Jardines del Generalife, y al barrio del Albaicín de Granada. Situados en dos colinas adyacentes, el Albaicín y la Alhambra forman el núcleo medieval de Granada que domina la ciudad moderna. En la parte este de la fortaleza y residencia real de la Alhambra se hallan los maravillosos Jardines del Generalife, casa de campo de los emires que dominaron esta parte de España en los siglos XIII y XIV, mientras que el barrio del Albaicín conserva un rico conjunto de construcciones moras armoniosamente fusionadas con la arquitectura tradicional andaluza.
Mientras que la Alhambra y los jardines del Generalife representan una realización artística única, el Albaicín constituye un extraordinario ejemplo arquitectónico que ilustra la etapa islámica en España, conservando tanto la fisonomía urbana original como diversas construcciones medievales.
El caso histórico de Córdoba
El segundo conjunto monumental del que nos hacemos eco es el centro histórico de Córdoba, uno de los cascos antiguos más grandes de Europa, que primero vio reconocida a la Mezquita de Córdoba como Patrimonio de la Humanidad para más tarde extender esta denominación a gran parte del casco antiguo por su gran riqueza monumental, conservando grandes vestigios de la época romana, árabe y cristiana.
En la trama urbana, las estrechas e irregulares calles determinan unas manzanas de herencia medieval, dentro de las cuales se ajusta un parcelario cuyo tamaño depende de la tipología que alberga, resultando amplio en el caso de conventos, residencias palaciegas o edificios institucionales y menor en viviendas, las cuales suelen responder a una tipología heredada de la casa musulmana, deudora a su vez de la romana de casa patio y cuya imagen más pintoresca son sus patios recientemente declarados por la Unesco Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
La Catedral, Alcázar y Archivo de Indias de Sevilla también forman un conjunto monumental inscrito por la Unesco en su lista de Patrimonio de la Humanidad, Bien de Valor Universal Excepcional. Además de ser uno de los más bellos y curiosos conjuntos arquitectónicos del país, son testigos de la historia de la ciudad y representan sus grandes hitos y la integración de las culturas en Sevilla.
Los Reales Alcázares de Sevilla son el palacio real en activo más antiguo (desde el siglo X) de Europa; la Catedral de Santa María de la Sede es el edificio gótico con mayor superficie del mundo y destaca su Giralda, antiguo minarete de la gran mezquita aljama obra maestra de la arquitectura almohade; mientras que el Archivo General de Indias conserva miles de documentos originales reunidos en ocho kilómetros de estanterías.
De igual importancia son los conjuntos monumentales renacentistas de Úbeda y Baeza, cuya configuración urbana data de los periodos de la dominación árabe (siglo IX) y de la Reconquista (siglo XIII), pero será en el siglo XVI cuando las transforma el Renacimiento, configurándolas como dos exponentes de este estilo en Andalucía en los siglos XVI y XVII. Sus calles cuajadas de iglesias, palacios y casas señoriales reflejan un modelo urbanístico, de claras influencias italianas, que la zona dotó de características propias antes de exportarlo a Latinoamérica en el periodo colonial.
De Úbeda, la reina, no debe dejar de visitar la Plaza de Vázquez de Molina, la Sacra Capilla del Salvador, la iglesia de Santa María de los Reales Alcázares, el Palacio de las Cadenas, el Palacio del Marqués de Mancera o el Hospital de Santiago, mientras que de Baeza, la señora, destacan la Catedral, el Palacio de Jabalquinto, el Seminario de San Felipe Neri o la Plaza del Pópulo.
Doñana, la naturaleza
Pero no sólo aporta Andalucía monumentos al Patrimonio de la Humanidad. También forma parte de esta lista el Parque Nacional de Doñana, incluido por su singularidad, su biodiversidad única, que alberga diversos ecosistemas: marisma, dunas móviles, corrales -mosaicos de vegetación entre arena-, cotos, playas y veras.
Su fauna incluye especies protegidas de aves como el Águila Imperial y otras como el lince ibérico. Su flora, no tan rica, incluye pinares, alcornocales y matorrales.
La Prehistoria, de los dólmenes al arte rupestre
Andalucía posee numerosos vestigios prehistóricos que han sido reconocidos por su importancia y algunos están incluidos en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. El más reciente es el del Sitio de los Dólmenes de Antequera, el quinto monumento megalítico de Europa incluido en esta lista y el primero en suelo continental.
El Sitio de los Dólmenes de Antequera posee un valor universal excepcional. Ubicado en la provincia de Málaga, es un bien en serie que consta de tres monumentos megalíticos (el dolmen Menga, el dolmen de Viera y el tholos del Romeral) y dos monumentos naturales (la Peña de los Enamorados y el Torcal de Antequera).
Construido durante el Neolítico y la Edad del Bronce con grandes bloques de piedra que forman las habitaciones y espacios cubierto con dinteles (Menga y Viera) o falsa cúpula (El Romeral), y se utilizan con fines rituales y funerarios. Los megalitos de Antequera son un excepcional ejemplo del megalitismo europeo. Las estructuras megalíticas tienen la apariencia un paisaje natural (enterrado bajo montañas de tierra) y su orientación se basa en dos elementos naturales: la Peña de los Enamorados y El Torcal, que son dos señales visuales indiscutibles.
Durante la Prehistoria, Antequera fue un cruce natural de itinerarios entre mares y continentes y un punto de encuentro de pueblos y culturas diferentes. Ello dio lugar al nacimiento de unos modelos arquitectónicos sobresalientes y a una cultura basada en la excepcional interacción con el paisaje, en la que las construcciones megalíticas se presentan bajo la apariencia de paisaje natural, subordinando su orientación hacia los dos hitos naturales, que constituyen los referentes visuales indiscutibles del Sitio.
La vinculación física y conceptual con el entorno natural es un hecho común en el fenómeno megalítico, pero lo realmente original en Antequera es el estrecho e íntimo diálogo entre la arquitectura megalítica y la naturaleza, con una relevancia única.
Pero hay más monumentos prehistóricos que han merecido la atención de la Unesco. En 1998 se incluía en su lista, como bien cultural, un conjunto de representaciones de arte rupestre que se extiende por todo el arco mediterráneo de la Península Ibérica y que en Andalucía alcanza hasta 69 lugares, 42 en la provincia de Jaén, 25 en la de Almería y dos en la de Granada.
De entre todos destacan las pinturas rupestres de la Cueva de los Letreros, uno de los más importantes tesoros arqueológicos de Almería. De hecho, un símbolo que identifica a esta provincia andaluza, el Indalo, es el resultado de la explotación turística de uno de los supuestos personajes dibujados en sus paredes.
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