La Coalición Europea para poner fin a la Experimentación Animal (ECEAE, en sus siglas en inglés) ha comenzado hoy en Barcelona y otras ciudades europeas una campaña de recogida de firmas para denunciar que cada año 90.000 ratones mueren en experimentos con bótox.
La organización ha iniciado una semana de acciones en toda Europa para protestar contra el uso continuado de ratones en los "crueles ensayos" de la toxina botulínica, comúnmente conocida como bótox.
Según afirma en un comunicado, los lotes de bótox son testados en ratones en un experimento llamado DL50 (dosis letal 50) que provoca "un terrible sufrimiento" a los animales al paralizarles los músculos y asfixiarlos lentamente, "aunque sin perder la conciencia ni la sensibilidad".
A pesar de que desde marzo de 2013 la Unión Europea prohíbe la fabricación e importación de productos cosméticos que se experimenten en animales, el bótox no está incluido en la lista al tratarse de un producto que se inyecta en vez de aplicarse en la piel, una laguna que permite la utilización de cientos de miles de ratones en estos experimentos.
Una activista de la ECEAE que está recogiendo firmas hoy en Barcelona, Neus Aragonés, afirma que a las empresas "les es más fácil" experimentar con animales y cerrar los ojos a otras opciones que son viables y que les evitarían un sufrimiento innecesario.
La ECEAE pone como ejemplo los laboratorios Allergan y Merz, que utilizan métodos alternativos sin animales basados en células humanas desde 2011 y 2015, respectivamente, presionados por "las continuas protestas de las asociaciones y del público en general".
La representante de la ECEAE en España, Carmen Méndez, ha manifestado que "es totalmente inaceptable que animales sensibles, como reconoce la UE, sean sometidos a una muerte agonizante por un producto ampliamente utilizado para fines cosméticos, a pesar de que hay una alternativa disponible sin animales"
El objetivo de las protestas, según han explicado, es presionar a dos empresas de cosméticos para que abandonen la experimentación con animales: la compañía japonesa EISAI, que tiene un laboratorio en Hamburgo (Alemania) y testó el bótox en 60.000 ratones en 2014 y 30.000 en 2015, e IPSEN, que también cuenta con un laboratorio de esa clase en el Reino Unido.
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