Susana Díaz no alberga dudas, o al menos es lo que proclama. Mientras afloran las especulaciones sobre si el PSOE se aferrará hasta sus últimas consecuencias al no rotundo a Rajoy pactado en el Comité Federal del sábado, la presidenta andaluza se encargó este martes de aclarar a su cúpula territorial que no milita en el bando de los indecisos. “Si el PSOE en España tiene motivos para decir que no, no os cuento los motivos del PSOE andaluz”, sentenció ante el Comité Director del partido, el máximo órgano entre congresos. Nueve millones de ciudadanos “maltratados” por la infrafinanciación autonómica o los recortes con el “beneplácito del PP andaluz”, que habría ejercido de “palmero y franquicia”, cree que justifican el portazo.
Había pocas dudas sobre la arenga que Díaz desgranaría desde la tribuna en su doble vertiente: diagnóstico sobre el 26J y el laberinto hacia la Moncloa. Tanto, que su intervención fue la única de la tarde porque la contestación interna es hoy por hoy nula. La que se suponía segunda línea argumental, la de la gobernabilidad, se tornó prioritaria porque la secretaria general del PSOE-A cree que Andalucía “no puede aislarse ni meterse en una burbuja”. A la región más poblada le afecta, denunció, la “irresponsabilidad” de un presidente en funciones que aún no ha cerrado la ronda de contactos semanas después del 26J. En su contra tiene “una amplia mayoría del Congreso”, pero Díaz se encargó en la siguiente línea de matizar que su apuesta por un Ejecutivo alternativo es cero. “Alimentar ese sueño se volvería una tremenda pesadilla”, aclaró.
La estrategia del PSOE debe ser la que ella ya diseñara tras el 20D y amarró el sábado en Madrid: asumir la oposición y “remangarse” ante las curvas que intuye que están a punto de aparecer. Sobre las espaldas de Rajoy cargó la responsabilidad de “haber mentido incluso antes de gobernar” con el anunciado incremento del Impuesto de Sociedades. Y según su relato lo peor está por llegar. Susana Díaz intuye que el PP está a punto de “retorcer de nuevo a las comunidades” en forma de más recortes para cuadrar el desvío de hasta 8.000 millones que le reclama Bruselas como castigo por enviarle unas cuentas ficticias.
Al “presidente tramposo” le lanzó la misma advertencia de los últimos meses: Andalucía no piensa “recortar ni un solo euro porque aquí, a diferencia de él, hemos cumplido”. Esa trinchera tomó cuerpo incluso en forma de resolución: el PSOE-A reclamará a todo el socialismo europeo que retire la confianza a Jean-Claude Juncker si España es sancionada ya que Jean-Claude Juncker habría “mirado hacia otro lado con Rajoy sin obligarle a decir la verdad”.
Freno al ‘sorpasso’
La otra porción de la intervención caminaría por obligación por la senda de la autocrítica del 26J, en teoría el hilo central de la convocatoria. Ahí la presidenta reprodujo uno por uno los argumentos del día posterior a la cita electoral: no puede quedar lugar para la autocomplacencia porque el PSOE se vio rebasado en votos y escaños por el PP y eso duele a quien no le gusta “perder ni al parchís”.
Pero como todo admite matizaciones, a partir de ahí arengó a los suyos contra la euforia del enemigo. A Moreno Bonilla le recordó que su victoria fue “menor hasta que en Murcia” y se vio beneficiada por la “polarización de la campaña” que maquinaron a medias Rajoy y Pablo Iglesias. Podemos volvió a primera línea por dos motivos: Díaz se sigue atribuyendo el frenazo al sorpasso y cree que parte de la huida de votantes socialistas se debe al temor a que se pactase con “populistas”.
Conferencia en la convulsa Cataluña
Susana Díaz y el presidente valenciano, Ximo Puig, compartirán conferencia el día 22 en L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona), uno de los bastiones del cinturón rojo catalán. La cita está plagada de significado: la presidenta andaluza, enemiga de las proclamas secesionistas, intervendrá en Cataluña y además en pleno debate sobre el futuro del PSC, que ha entrado en el gobierno de Barcelona de la mano de Colau.
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