La sanidad andaluza y la Universidad de Granada (UGR) se han apuntado, de la mano, un hito en la historia de la medicina española: la sinergia entre ambas ha dado como fruto el primer trasplante del país con piel generada a partir de las células del receptor y de la agarosa, una sustancia química extraída de un alga marina que mejora la elasticidad, incrementa el grosor de la piel para manejarla mejor y cumple los estándares europeos de fabricación de medicamentos.
Esa innovadora técnica, cuya patente queda ahora registrada a nombre del Servicio Andaluz de Salud (SAS) y de la Universidad granadina, se ha aplicado con éxito en una joven de 29 años que el pasado mes de abril sufrió quemaduras en el 70% de su cuerpo tras un incendio en su domicilio y cuyo estado era “crítico”. Se convierte así en la primera receptora de piel humana obtenida de sus propias células gracias a la combinación de ingeniería tisular y nanoestructuras que han mejorado su manejo. El tejido generado ha contribuido a salvar su vida regenerando el destruido por las quemaduras y aportando otros avances: la reducción del rechazo que lleva aparejado todo implante, el menor riesgo de infecciones y la minimización del periodo de recuperación.
Ese exitoso avance fue presentado este lunes en Granada por los consejeros de Salud, Aquilino Alonso, y Economía y Conocimiento, Antonio Ramírez de Arellano. Junto a ellos, los artífices del logro: un equipo de 80 profesionales de Histología de la Universidad de Granada, la Unidad de Producción Celular e Ingeniería Tisular del Complejo Hospitalario de Granada y la Unidad de Gestión Clínica de Cirugía Plástica y Grandes Quemados del Hospital Virgen del Rocío, todos ellos bajo la coordinación de la Iniciativa Andaluza en Terapias Avanzadas.
El resultado de ese trabajo conjunto labrado durante meses les permitió dar con la fórmula de una piel artificial que da un sustancial salto adelante en una característica básica: la posibilidad de deformación que facilita la elasticidad de la superficie cutánea trasplantada. Eso beneficia tanto al profesional médico por el manejo como al paciente por la adaptación a sus necesidades médicas y a las zonas dañadas.
Todo un éxito
La sanidad andaluza avanza así un escalón incluso por encima de la estadounidense, que ya había aplicado técnicas de implante de piel humana en pequeñas superficies corporales quemadas pero no a partir de las propias células del paciente, lo que disparaba las posibilidades de infección y no garantizaba su éxito. El equipo médico utilizó dos láminas de piel de la joven de cuatro centímetros cuadrados cada una para fabricar 5.900 centímetros que, en dos intervenciones, implantaron en su cuerpo.
La piel fue colocada sobre los miembros superiores e inferiores, la región cervical, el tórax, abdomen y hemiespalda izquierda de la paciente. Un mes después del trasplante, realizado en dos sesiones quirúrgicas, la paciente evoluciona favorablemente y se encuentra consciente y orientada, camina incluso sin ayuda y con buena funcionalidad de brazos y piernas. Continúa con curas diarias y su equipo médico confía en que pueda recibir el alta, como mucho, en cuatro semanas.
La piel artificial muestra avances en el PH, temperatura y pérdida de agua. Hasta ahora los trasplantes de piel en casos como éste estaban condicionados a injertos a partir de piel de donantes fallecidos. El equipo médico avanzó que está a punto de obtenerse piel para un segundo trasplante que recibirá otro paciente también con el 70% de su cuerpo quemado.
Su uso hospitalario, el siguiente escalón
La Consejería de Salud ya ha iniciado los trámites para que este avance reciba de las autoridades nacionales la autorización para uso hospitalario. Eso implicaría que su práctica se estandarizaría y sería de aplicación no sólo en Andalucía sino en toda España. La evolución del primer donante, y del segundo en puertas, determinarán la presentación del protocolo de ensayo clínico ante la Agencia Española del Medicamento.