Sin sorpresas y en un clima más plácido de lo que se auguraba aclaró el PSOE el sábado, por fin, la posición oficial que adoptará cuando su secretario general, Pedro Sánchez, sea llamado por Mariano Rajoy a la Moncloa. Un no rotundo. Lo proclamó el propio líder socialista frente a la cúpula de su partido en el discurso de algo más de 20 minutos con que inauguró el Comité Federal, esa suerte de caja de truenos en la que los líderes territoriales y el jefe de filas han aireado sus diferencias en los últimos meses. No era el caso porque salvo por un par de versos sueltos liderados por la presidenta balear (la única que ha tentado al diablo proponiendo resucitar otro experimento de gobierno con C’s y Podemos) las cartas estaban levantadas.
Conclusión: el PSOE votará en contra de Rajoy en todos y cada uno de los casos. Ni gran coalición, ni entrada en un hipotético Gobierno, ni abstención ni trucos funambulistas de diputados que desaparecen del hemiciclo en el momento clave para favorecer en la práctica lo que se niega en la teoría. El PSOE levanta un muro ante el PP y asume que será oposición. Refrendado queda.
La decisión del sábado es, en clave interna, un triunfo de las tesis que desde hace seis meses defiende Susana Díaz. Lo dijo la misma noche del 20D con cara de circunstancias: el PSOE debía asumir la oposición y dejar que el PP intentara moldear un Ejecutivo con los mimbres que le alcanzaran. Luego llegó la catarata de episodios inesperados: la espantada de Rajoy ante el Rey renunciando a la investidura, el doble fracaso de Pedro Sánchez al intentar ser investido, el pacto con C’s y los tanteos hasta el último minuto con Podemos para intentar conformar lo que se bautizó entonces como Gobierno del cambio.
Todo aquello queda desactivado porque, salvo sorpresa mayúscula, el PSOE ocupa ahora la casilla que siempre quiso la presidenta andaluza. Lo definió la noche agria del 20D y su estrategia ha sido la misma desde entonces, con la única salvedad del breve periodo en el que el PSOE andaluz plegó velas ante el órdago de Sánchez de intentar gobernar. No quiso aparecer más como la federación contestataria y aguardó paciente a que la evidencia abriera los ojos al secretario general hasta caer del caballo y constatar que su aventura acabaría en sonoro naufragio.
Aunque con el nuevo ingrediente de haber pasado por segunda vez por las urnas, el desenlace del Comité Federal no es más que una actualización de aquel corsé con el que Díaz y sus barones afines maniataron a Sánchez tras el 20D: prohibición de pactar con Rajoy y veto total a Podemos. El socialismo andaluz, la maquinaria mejor engrasada del PSOE pese al varapalo de las últimas generales, tiene la partida justo en la casilla que anhelaba. Se ha garantizado que Pedro Sánchez no emprenderá más aventuras. “Si con 90 escaños no se pudo, con 85...”, ironizó Díaz el día después del 26J. El sábado fue más explícita: que su partido lo intenta de nuevo “podría ser una pesadilla”.
La hoja de ruta es pues la remachada una y otra vez por Díaz: que Rajoy asuma la responsabilidad de conformar Gobierno, que el PSOE acepte la oposición para regenerar y actualizar su proyecto y, lo primordial para ella, mantener el dique que les aísla de Podemos, al que quiere lejos.
El futuro, una incógnita
La posición del PSOE puede abocar a unas terceras elecciones. Los socialistas han rechazado esa posibilidad desde el 26J, incluida Díaz, pero el bloqueo a Rajoy deja abierta la peligrosa puerta de más comicios. Es la primera incógnita. La segunda es qué ocurriría en el siempre tormentoso liderazgo del PSOE. Los socialistas tienen fijado para otoño su Congreso Federal, aplazado varias veces por la guerra interna. Unas nuevas elecciones trastocarían todo y quién sabe si, de nuevo, las aspiraciones de Díaz.
El PP le pide que imponga el diálogo
El vicesecretario de Coordinación del PP-A, Toni Martín, reclamó este domingo a Susana Díaz que “imponga un documento para el diálogo en el PSOE” que Sánchez lleve bajo el brazo cuando sea llamado a Moncloa. Esa posibilidad, imposible hoy tras el portazo del Comité Federal a Rajoy, permitiría a la presidenta andaluza “demostrar su influencia y, si manda tanto como presume en su partido, abandonar el politiqueo y poner fin a esta incertidumbre”. La oferta, visto el clima de no entendimiento, caerá en saco roto...