El ministro no se cortaba un pelo. Fernández Díaz hablaba, hablaba y hablaba. Enfrente tenía al responsable de la Oficina Antifraude de Cataluña. Tenía que haber empezado a luchar contra él mismo, Daniel de Alfonso, su director. Él era un puro fraude. El ministro mucho más que un fraude.
Si al ministro del Interior lo graban en su despacho oficial ¿Cuándo tiene que dimitir el responsable de la seguridad del ministerio del Interior? Si el ministro especula con su interlocutor sobre la manera de ir sacando en la prensa o ante los tribunales los casos –unos reales y otros presuntos- de distintos cargos políticos de Cataluña, pero especialmente los independentistas, y no se llega a conocer, no pasa nada, tenga la calificación moral y política que tenga. Pero cuando toda esa operación trasciende a la opinión pública tenemos un problema, y no pequeño.
Habrá denuncias, demandas, querellas fruto de esta filtración del diario Público y Carlos Enrique Bayo, que se anota un éxito profesional. ¿Debía esconder las conversaciones en la caja fuerte de su despacho? ¿En qué cabeza cabe que un periodista –con ética de servicio al lector - sustraiga del conocimiento público ese material de tan alto nivel informativo?
Los documentos del Departamento de Estado americano, difundidos por Assange –el llamado WikiLeaks- hicieron un ejercicio nunca visto antes de poner patas arriba los secretos de toda la administración exterior norteamericana. La filtración de los poseedores de cuentas secretas y fraudulentas en la rama suiza del banco británico HSBC- hecha por un antiguo trabajador -Falciani – hace un gran servicio poniendo al descubierto a 100.000 sinvergüenzas que evadían y escabullían impuestos. Los Papeles de Panamá han hecho otro tanto con los que usaban un bufete panameño para tapar sus correrías financieras.
¿Culpamos y matamos a los mensajeros? El poder teme la trasparencia. Los secretos están para ser desvelados. Naturalmente no los personales y privados sino los que afectan a los intereses y obligaciones públicas de las administraciones o las personas. Eso está sucediendo ahora con las impúdicas conversaciones en el ministerio del Interior. Sostienen algunos que las urnas han absuelto a Fernández Díaz porque ha tenido más votos en Barcelona. Jesús Gil tuvo muchos votos en Marbella pero las urnas no absuelven, sólo eligen representantes y, muchas veces, a los peores.
