La cara A: la fama, el reconocimiento, los autógrafos por la calle, los contratos multimillionarios y una vida de lujo. La cara B: trabajo duro, disciplina férrea, primar entrenamientos al ocio con los amigos, a pasar tiempo con la familia. Velar porque la máquina que te da de comer esté al 100% para darlo todo en la competición. Y cero impacto. Cero fama. Cero reconocimiento. Cero lujo y mucho sacrificio. Esa última, la cara B, la que no brilla, la que los medios no muestran, es la realidad en la vive la mayor parte de los deportistas de alto rendimiento que en estos días intensifican sus entrenamientos para llegar a punto al objetivo: las Olimpiadas de Río de Janeiro del próximo 5 de agosto.
Entrenan hasta tres veces al día, en dos entrenamientos de unas dos horas y media, y un tercer entrenamiento de hora y media. Esa es precisamente la vida que lleva Jennifer Miranda desde que obtuvo plaza en el centro de deportistas de alto rendimiento de Madrid, la residencia Joaquín Blume. Se ha estado preparando para Rio 2016 hasta que una lesión del ligamento cruzado ha impedido que llegue a vivir en primera persona el sueño olímpico.
Para Jennifer ser deportista de élite y llegar a preparar unas olimpiadas no entraba en sus planes. Nació hace 29 años en Cádiz, hija de una gaditana y un costaricense, y ahora encarna uno de esos ejemplos de que el deporte esconde mucha vida más allá de lo mediático. Es deportista de alto rendimiento, mujer y se dedica a una disciplina que goza de poco o ningún apoyo de patrocinadores.
Boxea de forma profesional desde los 23 años “de forma casi accidental” porque al entrar en la universidad no obtuvo nota suficiente para acceder a los estudios de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte (conocido como INEF), entonces “empecé Magisterio de Educación Física. Luego un amigo me comentó que siendo deportista de alto rendimiento podías acceder a la carrera”. Y por ahí empezó todo. No ha sido fácil porque tuvo que cambiar toda su vida a partir de esa decisión: comenzó a prepararse para ponerse al nivel de la competición de primera línea y además seguir estudiando: “intentaba estudiar por las noches, pero no retenía nada”. Así que pasó a dedicarse cinco días a la semana a entrenar y a estudiar los fines de semana. “Eso te aleja de tus amigos, quieres mantener el contacto con ellos, pero al final es difícil. Esta vida es dura, requiere mucho sacrificio y mucha entrega”.
Reconoce que el motor para seguir es ver resultados: “todo el sacrificio se ve recompensado cuando obtienes un buen título o incluso cuando vas por la calle y te para una niña para hacerse una foto contigo. Entonces piensas ¿y quién soy yo para que me pidan fotos?”. Pues es modelo de perseverancia, de disciplina y de esa lucha, en el cuadrilátero y en la vida, por lograr los objetivos marcados pese a lo que haya que dejar en el camino a la meta.
Un camino que ha sido posible en una parte importante gracias a las becas de la Asociación de Deportistas Olímpicos (ADO), pero pese al balón de oxígeno de las becas ADO, no fue suficiente y en los primeros años tuvo que buscar ingresos: “trabajaba como entrenadora personal”. Entonces obtuvo plaza en la residencia Blume, el centro en el que se concentra la élite del deporte español para dar lo mejor de sí. Fue ahí donde Miranda empezó a obtener las mejores marcas. Y de ahí a Rio 2016 el camino estaba hecho. Hasta que llegó la lesión. Pero eso no ha variado sus rutinas: continua entrenando a nivel de élite “aunque no pueda estar al 100% y no vaya a llegar a Rio”.
En algo más de un mes darán comienzo las Olimpiadas y entonces se verá tan solo la punta del iceberg de todo la dedicación de deportistas que, como Jennifer, escapan de los focos y parece inexistente. Pero ahí están para recordar que existe un valor potente que es la disciplina y el esfuerzo como eje motriz de la vida.
Acariciar el sueño olímpico
La boxeadora Jennifer Miranda, que preparaba su participación en las Olimpiadas de Rio 2016, se quedará finalmente a las puertas de la competición olímpica por una lesión de rodilla. Pese a eso, continua entrenando para llegar a la competición nacional.