En román paladino

Todos a Venezuela

España no debe inmiscuirse en sus antiguas colonias

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Venezuela está en América. Cuba también. China en Asia. Arabia Saudita en Asia. El Sahara Occidental y Marruecos en África. Corea del Norte en Asia. Egipto en África y  Palestina e Israel en Oriente Próximo. Rusia es Euroasiática. No nos  podemos marear porque debemos recordar que fue un navegante español  -un gran mareante- el que culminó la aventura  que comenzó el portugués Magallanes y le cupo el honor y el valor a Juan Sebastián  Elcano de ser el primero que  dio la vuelta al mundo.  -Primus circumdedisti me - El primero me circundaste-.   Estamos a punto de conmemorarlo porque lo hizo en 1519. En tres años se cumplirán cinco siglos de la hazaña. Acordémonos de  que comenzó y terminó su proeza en el eje Sevilla/Sanlucar.
Cualquier político español que se precie parece obligado a meter sus narices en Venezuela. Pero deben leer antes su Constitución Bolivariana: “El pueblo de Venezuela, en ejercicio de sus poderes creadores e invocando la protección de Dios, el ejemplo histórico de nuestro Libertador Simón Bolívar….es irrevocablemente libre e independiente y fundamenta su patrimonio moral y sus valores de libertad, igualdad, justicia y paz internacional…”. Tienen su Constitución, su Tribunal Constitucional y sus incumplimientos y carencias clamorosas en derechos humanos - y en  víveres- pero son los venezolanos los que tienen que cambiar su país, no nosotros.  La verdad es que siendo España la antigua potencia colonial de Venezuela y de Cuba, como de una veintena de nuevas repúblicas  latinoamericanas, es con ellas con quienes  más pulcramente escrupulosos  debemos comportarnos.
No tiene ningún sentido que la campaña electoral se centre en Venezuela. Que los dirigentes de Podemos eran bolivarianos y defendían a Chavez y Maduro inunda la red de videos You Tube y no hay forma de hacerlo desaparecer.  Tampoco su primera financiación desde Venezuela. Ahora los llaman desde allí para que lo expliquen en su Asamblea Nacional. Que los demás utilicen la actual deplorable situación de Venezuela para consumo interno o ventaja electoral es fundamentalmente inútil. Es archiconocido hasta la saciedad. Los derechos humanos peligran y se conculcan  en todos los países citados al inicio de este artículo. España defiende sus intereses en todos ellos pero no se inmiscuye sino justamente en sus antiguas colonias, donde no debería hacerlo salvo para defender a sus nacionales.   

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