Sevilla

El Postigo se queda sin churros

Ángela Martínez se retira, que no se jubila, para descansar e incluso disfrutar del Corpus

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  • Ángela con dos amigas -

“Que no me jubilo, que me retiro”. Ángela Martínez Goyguro cerrará el próximo martes la churrería sevillana del Arco del Postigo, poniendo punto final al trabajo de seis generaciones de churreros en ese local, un local “que nunca ha tenido nombre, quizá porque no nos ha hecho falta, porque la gente siempre nos ha conocido como La del Arco”.

Ángela ha llegado a un punto en el que ha entendido que es el momento de terminar 150 años de actividad, y el domingo cerrará su negocio. Tal es su importancia que se ha organizado una quedada masiva de admiradores de su actividad para comprarle churros el próximo domingo y despedirla como se merece.

De esfuerzo y medallas
Representa la sexta generación de calenteros en su puesto de churros junto al Arco, que separa Arfe de Almirantazgo. Lleva 45 años, 45 Semanas Santas, pared con pared con la Capilla de la Pura y Limpia del Postigo, de cuya llave es depositaria. El “Goyguro” viene de Torrelavega, de donde vino el abuelo materno de Ángela, otro montañés.

La quinta generación la encarnó su tía Juana y se emociona al recordar que vino Javier Arenas, cuando era ministro, para ponerle la Medalla al Mérito en el Trabajo porque ella decía “que no cogía un tren para ir a Madrid”.

Por una vida entera dedicada a una da las tradiciones más arraigadas en la cultura popular de Sevilla, el Pleno del Ayuntamiento hispalense le concedió la Medalla de la Ciudad, y ahora le ha llegado el momento de descansar, “e incluso de poder ver el Corpus, que nunca lo he visto”, pero “no me veo ni montada en una autobús en una excursión ni haciendo croché en casa. Soy demasiado activa para eso”.

La Calentería del Arco del Postigo es posiblemente una de las más antiguas de Sevilla, aunque no fue hasta la primera Exposición Iberoamericana celebrada en Sevilla en 1929, cuando su fundador se ubicó junto al arco. En 1997 el Gobierno le concedió la Medalla del Trabajo a Juana, por su dedicación y esfuerzo en conservar las tradiciones sevillanas, y ahora ha llegado el momento de decir adiós a su negocio.

Y lo hará pocos días antes de que se celebre una de las festividades en las que es más tradicional ir al Postigo a buscar sus famosos churros, el Corpus Christi, el primer año que la procesión no esté aderezada ese magnífico manjar de tradición sevillana, pero precisamente es la procesión que podrá ver Ángela tras su despedida, que este próximo domingo se espera multitudinaria.

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