El toldo azul de la primera planta del número 3 de la avenida Isaac Peral es el testigo silencioso del doble crimen en la barriada de La Luz, un trágico suceso que sigue muy presente en los corazones de los vecinos el día en el que se juzga a Miguel Ángel, el hombre que asfixió a su exmujer, Estefanía, y a su hijo Aarón, de tan solo cinco años, el pasado 22 de septiembre de 2013, después de una fuerte discusión.
Tras los crímenes, el acusado puso los cadáveres de ambos en una cama y se recostó entre los dos cuerpos sin vida. Esta mañana, el barrio malagueño seguía conmocionado por estas muertes violentas y han pedido que el acusado “pague por lo que ha hecho”.
Indignación y rabia son los sentimientos que perviven en La Luz ante tanta infamia. Los vecinos se mostraban consternados y han coincidido en que los padres de Estefanía están “muertos en vida”, en palabras de Flora Ramírez, que vive muy cerca de la casa en la que sucedieron los asesinatos.
“Mi hijo jugaba con Aarón en el parque, iban juntos al colegio y nunca pensamos lo que iba a pasar. Cuando me enteré, las piernas me temblaban y sentí mucha impotencia”, ha recordado.
Para Rafael Ruiz, el sufrimiento de los familiares es “indescriptible”. “Los rostros de los padres, las pocas veces que salen a la calle, es de un gran dolor. Una pena muy grande reflejan sus caras; están derrotados. Estoy seguro de que cambiarían sus vidas por la de ellos, para que estuvieran vivos su hija y su nieto”, ha afirmado.
Hoy, las lágrimas afloraban al recordar este doble crimen, como es el caso de Javier Ramos, otro vecino que se emocionaba al pronunciar el nombre de Estefanía y Aaron, “muy queridos” en este barrio que no olvida.
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