Bionaturis, la compañía biotecnológica fundada y controlada desde El Puerto de Santa María por el empresario Víctor Infante, ha vivido un agridulce 2015. La compañía especializada en desarrollar nuevos métodos de fabricación de fármacos que abaraten su producción ha visto esfumarse, al menos por ahora, 850.000 euros que dio como entrada para comprar una empresa y que, tras fracasar finalmente esa adquisición, aún no ha podido recuperar. La empresa facturó un millón de euros el año pasado, por lo que esa cantidad equivale a casi un ejercicio en términos de cifra de negocio.
El auditor de la empresa, la compañía Páez&Serrano, llama la atención en su análisis de las cuentas del año pasado sobre este conflicto. Tras conocer Bionaturis que la empresa que iba a comprar -cuyo nombre no ha trascendido- finalmente acabaría en manos de un tercero “reclamó sin éxito a los vendedores, por vía amistosa, la devolución de del importe entregado a cuenta, por lo cual con fecha 16 de marzo de 2016 se presentó una demanda” en un juzgado de Madrid, relata la empresa auditora. Bionaturis ha contratado a los abogados de la firma KPMG y reclama a la empresa vendedora no sólo la devolución de ese importe, sino una penalización igual a la cantidad entregada.
Bionaturis, en cualquier caso, sigue su plan de crecimiento y esta misma semana ha anunciado el cierre del proceso de adquisición de la empresa catalana ZIP por 1,6 millones al fondo Inveready. Como fruto de la operación, este fondo pasará a ser accionista de Bionaturis con más de un 5%.
Nuevos plazos de pago
Junto al litigio legal heredado de 2015, las cuentas de la compañía recogen otros problemas de cobro de Bionaturis, pero en este caso en vías de solución. La compañía firmó en 2014 un contrato para ceder de forma no exclusiva su tecnología Flylife de producción de fármacos a un tercero por 1,1 millones de euros. Esta cantidad tenía que haber sido abonada, en dos partes iguales, entre el 31 de enero y el 30 de marzo de 205. Pero, a cierre de año, no se había ingresado ni un euro. Esos 1,1 millones, recuerda el auditor, equivalen al 82% de los ingresos de 2014.
Tras constatar el impago, el informe de auditoría añade que el comprador de esa tecnología ha enviado a la empresa el pasado 19 de abril un nuevo calendario de pagos a razón de 40.000 euros al mes entre febrero de 2016 y noviembre de 2017, más un último pago de 220.000 euros en diciembre del año que viene. En los primeros meses de 2016 ese calendario se está cumpliendo.
Páez&Serrano también detalla que Bionaturis tuvo que reformular las cuentas el 28 de abril -dos días antes de que terminara el plazo legal para enviarlas a la bolsa-, respecto a las formuladas el 30 de marzo, para incluir ajustes solicitados por el auditor que hicieran más clara la información a revelar a inversores, así como para mejorar la imagen que ofrecen de su patrimonio, situación financiera y resultados consolidados.
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